domingo, 8 de septiembre de 2013

Y SURGIÓ EL DUENDE DE LA PUEBLA EN RONDA




El sevillano corta tres orejas de una corrida de Juan Pedro que no acabó de romper en la muleta y sale a hombros.
El primero, muy flojo de fuerzas y de condición, no permitió el lucimiento. Morante apenas pudo dejar dos lances a pies juntos con la capa y con la pañosa algunos muletazos sueltos sobre el pitón derecho. Airoso y fácil el torero, algún remate por abajo tuvo sabor. Hizo la faena con la espada de verdad y lo pasaportó de una estocada de efecto rápido tras la que saludó una ovación.

El segundo fue un toro con más motor y fue picado con dificultades, derribando en el primer intento. Con más picante y alguna dificultad el de Juan Pedro, impidió que la faena fuera redonda. Morante firmó muletazos inconexos pero muy buenos, adornados con algún molinete y pases de la firma sensacionales. Una tanda muy reunida con la derecha al final del trasteo fue la más reunida. La torería y la manera de andar con él del diestro sevillano fueron notorias. Lo tumbó de una estocada corta en las mismas péndolas y paseó la primera oreja de la tarde.

Noble pero irregular en su juego el tercero. Las verónicas de recibo fueron muy buenas pero soberbio el quite, sobre todo la media, un cartel de toros. Morante fue toreando con suavidad en tandas de derechazos de una majestuosidad y solemnidad pasmosa. Faena a fuego lento, deliciosa en toda. El remate han sido tres naturales de frente irrepetibles. De nuevo muy eficaz con la espada con una estocada corta y dos orejas.

Poco que hacer ante el cuarto, toro muy flojo y sin romper nunca hacia adelante. El de la Puebla, tras dejar algún natural estimable, abrevió y matóde nuevo con una facilidad pasmosa.

No pudo brillar con el capote con el quinto, con el hierro de Parladé. Recetó tres tandas Morante muy buenas por el pitón derecho y en ese momento, entre el molesto viento y la incierta condición del toro, todo se vino a menos. Los dos avisos fueron fruto del largo rato que tardó en cuadrar al astado, al que despenó de media estocada.

Morante se arrebató con el que cerraba la función. Lo recibió con una larga de rodillas para ya de pie endilgarle tres o cuatro verónicas sublimes. Sorprendió el sevillano pidiendo los palos, clavando con pureza en los dos primeros y con un sensacional tercer par de banderillas cortas al quiebro sentado en una silla. La plaza loca. Desafortunadamente, el de Juan Pedro llegó a la muleta con una embestida muy desclasado, punteando los engaños. Morante, que brindó a Rivera Ordóñez, mató mal en esta ocasión.





Informa.- Conchi Mateo. Colaboradora de la Comunidad Valenciana para De Catafalco y Oro.