Ya se han acabado los tentaderos en Cerropelado y en
Los Cuellos, fincas ganaderas propiedad de Iñigo Garzón y Jiménez Pasquau.
Atrás quedaron muchas tardes de sensaciones,
desgaste de mucha adrenalina y algún que otro golpe, pero también quedaron
momentos inolvidables de buen toreo por parte de los toreros asistentes a los
tentaderos donde pudimos aprender muchos de los secretos para saberse poner,
saberse colocar delante de una res.
Se acabaron los tentaderos sí, pero no por ello
vamos a estar desvinculados del campo, del caballo, del toro y de ese grupo de
personas tan especiales que conforman los mayorales de las ganaderías; hombres
sabios, fuentes de saber que en todo momento hacen sentir al aficionado que les
acompaña unas sensaciones fuera de cualquier contexto.
Ahora nos queda que el ganadero tenga suerte y todo
el fruto del trabajo realizado durante estos años lo vea florecer y lidie esas
reses que con tanto ahínco crió para lucir con orgullo tanto su divisa como su
hierro ganadero.
El aficionado como yo aquí seguirá, viviendo el dia
a dia, sintiendo el campo, sus latidos, sus palpitaciones, oyendo el mugir de
los toros en estas noches que ya se avecinan calurosas, cambiaremos chimenea de palos por hamáca en el porche del cortijo y tomaremos algo fresco a
la puerta del mismo. Llegaremos a pasar algunas noches incluso en
el campo, nos perderemos de la vida cotidiana, desconectaremos de la monotonía,
nos evadiremos del mundo y sobre todo, charlaremos de toros, sintiendo el toro,
viviendo el toro al lado de estas fuentes del saber taurino y campero como son
los mayorales, gracias por vuestra confianza, gracias por vuestra amistad, para
todos ellos un brindis.
Anochecer en el campo bravo
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