Estas últimas semanas he podido disfrutar de esas
tardes especiales en la vida de un aficionado.
La pasada semana en la Finca “Cerropelado” donde
pastan las reses del ganadero D. Iñigo Garzón pudimos estar junto a uno de los
Matadores de Toros que fue toda una figura del toreo en la década de los
setenta, se trata del torero castellonense afincado en Zaragoza, Raúl Aranda.
Tentadero que puede puntuarse de sobresaliente, pues
el torero invitado fue Paúl Abadía “Serranito”, con el que pudimos disfrutar
del buen toreo ante la brava embestida de las reses de este ganadero que día a
día está poniendo el listón más alto en cuanto a calidad y encaste de sus
reses.
Otra tarde más donde las sensaciones se nos salían
del cuerpo, estar junto a uno de los Matadores de una época taurina que jamás
olvidaré hizo sentirme aún más torero. El maestro Aranda con el que pude
compartir tiempos vividos de esta gran pasión que son los toros es algo que no
puede explicarse.
Como siempre al final del tentadero, charla amena y
didáctica sobre campo, toros, comportamiento de las reses, muchos matices a
tener en cuenta sobre las mismas y sobre todo un ambiente cálido y limpio como
lo es el propio ambiente taurino campero.
Aquí dejo algunas de las imágenes que pude captar de
esta extraordinaria tarde. Espero que disfrutéis con ellas amigos.
EL SEÑOR GANADERO D. IÑIGO GARZON
EL MAESTRO RAUL ARANDA
EL MAESTRO "SERRANITO"
EL PICADOR DE LA CASA SANTIAGO SANCHEZ
Alumnos de la Escuela Taurina de Jaén también tuvieron su momento. Jaén se encuentra en un alto nivel en cuanto a las futuras promesas para el arte del toreo. Clase, buen nivel artístico, poderío y una gran afición es lo que pudimos presenciar con estos alumnos invitados.
Joaquín Carrillo "El Nete"
Pedro Aparicio, un jovencísimo alumno que hizo las delicias de los presentes en su primera vez ante la cara de una res.
Como es habitual con la amabilidad y venia del señor ganadero, quien les escribe también tuvo su minuto de gloria.
PARA ENMARCAR
Una tarde que jamás olvidaré, las los consejos recibidos por el maestro Raúl Aranda siempre quedarán en mi recuerdo. Gracias a los buenos maestros que hacen que sin serlo, se sienta uno torero.