Acabo de conocer la
noticia sobre los Concursos de “Cortadores” en Candeleda, tierra conocedora y
amante del Toro y de la Fiesta. Cuando en la mayor parte de los lugares se
utiliza el término Recorte, de hecho se recorta, Candelada fiel a su condición
de respeto a los fundamentos, anuncia “Cortadores”. No es malo aclarar ideas y despreciar los
tópicos, que no los fundamentos.
El Corte es pasar el
pitón por el que se hace la suerte dejándose ver, con toda la limpieza, majeza
y entrega posible, de forma que el Toro no coja vicios ni se le dañe. En la
anchura de Castilla se desprecia el recorte, mientras en otros lugares se
estimula. Dejemos a un lado lo de la soga, el embolado y los fuegos.
El Recorte que se sepa
–hago hincapié- es pernicioso tanto para la Lidia como para el tratamiento de
los Toros en las calles, máxime si se encierran o corren Toros que han de ser
lidiados ese mismo día. Y ni aún en caso contrario deben recortarse, toda vez
que habrán de entrar más cortadores- aficionados a la cara de ese Toro para
ejecutar un nuevo corte. El Recorte engendra vicios y daño a los Toros.
Salgamos de las
impurezas que corroen la Fiesta, ya que hasta en este tipo de suerte y faenas
debe prevalecer la pureza. El salto al “trascuerno” -corte puro- lo evitan los recortadores
profesionales, lo que no quiere decir que entre ellos no se vean algunos
cortadores de un nivel impresionante.
Texto de José Olid
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