lunes, 18 de noviembre de 2013

Y REDACTARE UNA CARTA DE DESPEDIDA: A MORANTE DE LA PUEBLA.

Ya dejé de endulzar lo desagradable. Aposté por un proyecto de torero de Arte con mayúsculas, con pellizco, capaz de emocionar a golpe de personalidad, naturalidad, opuesto a la trivialidad de modas actuales.
Desafié técnicas, métodos y opté por una gota de miel en vez de un tonel de vinagre.


Guardaba siempre en la retina, un par de gramos de delirio en rama, por si atacaban con su razón los cuerdos y paseé mi amor por nobles plazas...
Más su deslealtad, desafió la mía, y poco a poco demandé solícita, AUTENTICIDAD y ENTREGA al más indescifrable de los ritos, al más sagrado de los oponentes. 
Garbeó con simulacros de toro, corridas que nunca deberían salir al ruedo y negó la esencia, sucumbiendo al negocio.
Y así, a golpe de desengaño, abracé la máxima "Nulla estética sine ética" (No hay estética sin ética) y no me bastó una sola verónica por muy eterna que pareciera, ni creo posible el Toreo eterno frente a un toro inocuo e inocente.
Si el toreo se debe proyectar hacia el aficionado, apelo al silencio, rogando a Morante, se deje de dengues metafísicos, misterios y circunloquios, para discursear en los ruedos.
Sr@s, ya ven, amé a un torero, y es que, a veces, el corazón tiene razones que la razón no entiende.
Fuente.- Gloria Cantero. Colaboradora de la Región de Murcia para De Catafalco y Oro.


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