viernes, 4 de enero de 2013

Aprendiendo a Torear

Esta tarde he estado en el campo “aprendiendo a torear”. El día era propicio, un sol que apetecía, una tarde templada y, lo mejor, ausencia de viento y frio.

Entre los profesionales siempre se ha dicho que el entrenamiento diario y el toreo de salón es fundamental para un torero ante cualquier compromiso una tarde de toros.

La preparación física diaria, una dieta adecuada, el toreo de salón y fundamentalmente la preparación psíquica y mental, hacen que un torero, no solo se encuentre en plena forma, sino que la contagie a los demás.

Personalmente aunque a pesar de mis años, como aficionado práctico debiera cuidar todos y cada uno de los conceptos apuntados en el párrafo anterior, solamente cuido la preparación psíquica y la mental, en estos conceptos siempre estoy preparado, los demás ya me cuestan más trabajo por muchas razones obvias y que no vienen al caso.

Pero hay algo que quizá muchos aficionados no le den la importancia que tiene a la hora de ponerse delante de un becerro o becerra de tentadero, les cuento. Hace unos años había alumnos -desconozco las razones- que podían asistir a las clases sin preguntar, solamente a tomar apuntes, a lo que se le llamaba “alumno de oído”, pues en esto del entrenamiento taurino pasa lo mismo, estar de “alumno de oído” y también de vista, es una manera de aprender y mucho el aficionado práctico; es como ver un vídeo, pero en vivo. Aquí se aprecia la fuerza del torero, la pasión que pone ante el carretón como si estuviera en la 1ª Plaza del mundo, parece estar en otro mundo, verdaderamente está sumido en su mundo.

Hoy en mi “clase de oído”, he podido plasmar varias imágenes de cómo hay que coger una muleta, de cómo llevarla acompañando cintura y muñeca; y lo más sorprendente -que no por ello ha de ser lo contrario- que más tarde en cualquier plaza de toros y ante cualquier toro de cualquier ganadería, el torero hace justo lo mismo que en el entrenamiento, estos detalles que poca gente puede observar de tan cerca, es algo que como aficionado práctico me enseña recibiendo una gran lección; como aficionado a los toros, me entusiasma y emociona por ese poder que tienen los toreros, sobre todo los toreros de arte.

 




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