domingo, 2 de diciembre de 2012

La milonga de Ruiz Miguel




Imagen actual del otrora admirable matador de TOROS, Ruiz Miguel, en su actual papelón de defensor del becerro dócil y desmochado como proclama desde la TV de Andalucía.


En la XXXI Semana Cultural Taurina de Foyos
Milonga según la RAE es coloquialmente engaño o cuento, también como discusión o riña: "Se armó la milonga".
Pero en esta ocasión se trata de la primera acepción.

"...Afirmo rotundamente: 
señor Ruiz Miguel, eso es mentira. Es usted un solemne embustero..."

Francisco Picó
Ruiz Miguel fue entrevistado por el director de Aplausos, José Luis Benlloch en Foyos dentro de los actos que se han celebrado con motivo de la XXXI Semana Cultural Taurina. 
El torero muy locuaz y ocurrente iba sorteando todas las cuestiones que le hacía el periodista, hasta que surgió el tema de la crítica taurina de su época.

"Tuve que pasar un quinario, sobre todo con el crítico del diario ABC, Vicente Zabala, quien junto a Alfonso Navalón del diario Pueblo eran los dos que cortaban el bacalao en aquellos tiempos".

Navalón era otra cosa, mejor aficionado que Zabala, lo que pasa es que se fue maleando con los coloquios y acabó siendo un chorizón y un buen trincón, pues trincaba de la empresa de Madrid, a base de aceptar vacas y vacas, hasta que acabó teniendo una ganadería propia. "

Navalón era también el crítico que le dedicaba las crónicas más duras a Manzanares.
Lo que no dijo Ruiz Miguel es que el motivo de la enemistad de Navalón con Manzanares, era porque éste último se negó a regalarle un Mercedes que le había pedido el periodista. 
Como tampoco dijo que El Capea era quien pagaba las facturas de los camiones de alberjones que iban destinados al ganado. 
En lo que a mí respecta, mi bestia negra era Vicente Zabala.
Jamás me dedicó una crónica elogiosa. Siempre se salía por la tangente y se refería a mi voluntad, ganas de agradar, decisión valor y entrega, pero nunca se dedicó a ensalzar mi arte.
En cierta ocasión un fotógrafo me hizo una colección de extraordinarias fotos en las que mi arte destacaba fuera de lo común. 
Una tarde me dirigí al hotel Wellington, sabedor que el crítico frecuentaba ese local. Cogí mi colección de fotografías y les puse una pegatina en la cara.
Allí se encontraban toreros, como Ordoñez, Litri, Aparicio, Jumillano, Pedrés, Rincón, y varios más que en este momento no recuerdo.
Me dirigí a Zabala y le dije: don Vicente tengo unas fotos y me gustaría que usted las identificase.
Aceptó y dijo: ese lance con el capote no puede ser más que de Paula, ese otro de Romero, ese muletazo de Camino, ese otro de Ordóñez y así hasta el final.
Pues mire usted, y quité las pegatinas, todas son mías. No ha acertado usted ni una. 
Agachó la cabeza y cabizbajo y meditabundo abandonó el hotel.

Ahora hablo yo y afirmo rotundamente: señor Ruiz Miguel, eso es mentira. Es usted un solemne embustero.
Vicente Zabala no sólo es que no frecuentaba los hoteles de los toreros, sino que los evitaba.
En su vida puso los pies en el Wellington de Madrid.
Como tampoco es creíble que se prestase a esa prueba de identificación.
Es más le aseguro que de haberlo hecho. Desde Pedro Romero, pasando por Paquiro, Cúchares, Lagartijo, Frascuelo y toda la nómina de toreros de la historia los hubiera identificado a todos y además de espaldas. Doy fe de ello.
Guardo todas, absolutamente todas las crónicas de Vicente Zabala y le aseguró que sí que hay crónicas elogiosas. También es cierto que en ninguna de ellas hace referencia a su arte.
Tampoco recuerdo que usted le brindase la muerte de un toro en la plaza de Málaga, ni que le dijera las cosas que usted afirmó que le dijo.

Señor Ruiz Miguel, me pareció poco elegante el ataque tan cruel que le dispensó, sobre todo porque no recuerdo de nadie, que desde la Eternidad, se haya podido defender, pero además raya en la falacia y en la calumnia poner sobre la mesa todas esas mentiras.
La cosas como son y no como usted las ha referido.
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