Imagen actual del otrora admirable matador de TOROS, Ruiz Miguel, en su
actual papelón de defensor del becerro dócil y desmochado como proclama desde
la TV de Andalucía.
En la XXXI
Semana Cultural Taurina de Foyos
Milonga según
la RAE es coloquialmente engaño o cuento, también como discusión o riña:
"Se armó la milonga".
Pero en esta
ocasión se trata de la primera acepción.
"...Afirmo
rotundamente:
señor Ruiz
Miguel, eso es mentira. Es usted un solemne embustero..."
Francisco
Picó
Ruiz Miguel
fue entrevistado por el director de Aplausos, José Luis Benlloch en Foyos
dentro de los actos que se han celebrado con motivo de la XXXI Semana Cultural
Taurina.
El torero
muy locuaz y ocurrente iba sorteando todas las cuestiones que le hacía el
periodista, hasta que surgió el tema de la crítica taurina de su época.
"Tuve
que pasar un quinario, sobre todo con el crítico del diario ABC, Vicente
Zabala, quien junto a Alfonso Navalón del diario Pueblo eran los dos que
cortaban el bacalao en aquellos tiempos".
Navalón era
otra cosa, mejor aficionado que Zabala, lo que pasa es que se fue maleando con
los coloquios y acabó siendo un chorizón y un buen trincón, pues trincaba de la
empresa de Madrid, a base de aceptar vacas y vacas, hasta que acabó teniendo
una ganadería propia. "
Navalón era
también el crítico que le dedicaba las crónicas más duras a Manzanares.
Lo que no
dijo Ruiz Miguel es que el motivo de la enemistad de Navalón con Manzanares,
era porque éste último se negó a regalarle un Mercedes que le había pedido el
periodista.
Como tampoco
dijo que El Capea era quien pagaba las facturas de los camiones de alberjones
que iban destinados al ganado.
En lo que a mí
respecta, mi bestia negra era Vicente Zabala.
Jamás me
dedicó una crónica elogiosa. Siempre se salía por la tangente y se refería a mi
voluntad, ganas de agradar, decisión valor y entrega, pero nunca se dedicó a
ensalzar mi arte.
En cierta
ocasión un fotógrafo me hizo una colección de extraordinarias fotos en las que
mi arte destacaba fuera de lo común.
Una tarde me
dirigí al hotel Wellington, sabedor que el crítico frecuentaba ese local. Cogí
mi colección de fotografías y les puse una pegatina en la cara.
Allí se
encontraban toreros, como Ordoñez, Litri, Aparicio, Jumillano, Pedrés, Rincón,
y varios más que en este momento no recuerdo.
Me dirigí a
Zabala y le dije: don Vicente tengo unas fotos y me gustaría que usted las
identificase.
Aceptó y
dijo: ese lance con el capote no puede ser más que de Paula, ese otro de
Romero, ese muletazo de Camino, ese otro de Ordóñez y así hasta el final.
Pues mire
usted, y quité las pegatinas, todas son mías. No ha acertado usted ni
una.
Agachó la
cabeza y cabizbajo y meditabundo abandonó el hotel.
Ahora hablo
yo y afirmo rotundamente: señor Ruiz Miguel, eso es mentira. Es usted un
solemne embustero.
Vicente
Zabala no sólo es que no frecuentaba los hoteles de los toreros, sino que los
evitaba.
En su vida
puso los pies en el Wellington de Madrid.
Como tampoco
es creíble que se prestase a esa prueba de identificación.
Es más le
aseguro que de haberlo hecho. Desde Pedro Romero, pasando por Paquiro,
Cúchares, Lagartijo, Frascuelo y toda la nómina de toreros de la historia los
hubiera identificado a todos y además de espaldas. Doy fe de ello.
Guardo
todas, absolutamente todas las crónicas de Vicente Zabala y le aseguró que sí
que hay crónicas elogiosas. También es cierto que en ninguna de ellas hace referencia
a su arte.
Tampoco
recuerdo que usted le brindase la muerte de un toro en la plaza de Málaga, ni
que le dijera las cosas que usted afirmó que le dijo.
Señor Ruiz
Miguel, me pareció poco elegante el ataque tan cruel que le dispensó, sobre
todo porque no recuerdo de nadie, que desde la Eternidad, se haya podido
defender, pero además raya en la falacia y en la calumnia poner sobre la mesa
todas esas mentiras.
La cosas
como son y no como usted las ha referido.
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