Encontré al maestro Dámaso González con muy buen aspecto. Acababa de visitarle el cirujano torácico Pablo León y las noticias de la evolución de sus lesiones eran favorables, aunque el torero sufría cierta decepción porque le dijeron que debía permanecer unos días más en la cuarta planta del Hospital Universitario, donde se encuentra ingresado desde el pasado martes. La herida en la zona orbital del rostro está ya en plena cicatrización; algunos tubos que tiene colocados le molestan, pero encara esta entrevista con buen ánimo, el que tiene. Es duro este Dámaso y cordial.
-Maestro, ¿cómo se encuentra?
-Bastante mejor. Estos días lo he pasado bastante mal, sobre todo por los fuertes dolores que he tenido y que todavía padezco. Tengo la sensación que son más fuertes por la zona de las lesiones que todas las cornadas juntas que he tenido en mi carrera profesional.
-¿Qué recuerda del accidente?
-Quería soltar un toro que estaba en un corral y que se había toreado por la mañana. Lo hice por una de las tapias que no se debía pasar y perdí el equilibrio cayéndome al corral. Desde ese momento no recuerdo ya más nada. No se si el toro que había encerrado me hizo algo, porque perdí el conocimiento.
-¿Y luego?
-Mi mujer me estaba esperando y al tardar yo tanto tiempo fue al corral donde le había dicho que iba a encerrar al toro. Me vio sin conocimiento en el interior de esa zona por lo que de forma inmediata intentó sacarme arrastrándome hasta el burladero. Luego llamó a mi yerno Miguel y mi hija Marta y entre todos me cogieron y me trasladaron al Hospital.
-Un gesto de valentía de Feli, su esposa.
-Evidentemente. Me ha dicho que le echó al toro encerrado la gabardina para que se entretuviera y no nos atacara para luego rescatarme.
-Después pasó a la Unidad de Cuidados Intensivos
-Estuve dos días y lo pasé también con muchos dolores por todo el cuerpo, sobre todo la zona de las costillas. Gracias a las atenciones del personal sanitario y los medicamentos que me ponen los puedo sobrellevar. Un día me bajaron la dosis y aquel dolor era insoportable, casi me mareé. Ahora, gracias a Dios me encuentro mejor. Pienso que el accidente fue un descuido del que me arrepiento sobre todo por lo que estoy haciendo padecer a mi familia y a mis amigos.
-Un accidente, que ha tenido una respuesta de afecto entre todos los profesionales y albaceteños que se han interesado por usted de forma especial.
-Y lo agradezco de forma cordial. Siempre he tenido la sensación de que desde que comencé a torear la gente de Albacete me ha querido mucho y mis compañeros me han respetado igual que yo hago con todo el mundo.
-¿Ha sido el peor percance que ha tenido?
-Creo que sí, quizás el más tonto al caerme de esa manera y con un 'cacho' toro que había dentro del corral. Cuando estás toreando los porrazos pueden ser hasta normales, pero este no.
-Habrá que mirar algún aspecto positivo de lo que le ha ocurrido, sobre todo porque ahora es posible que deje de fumar. ¿Lo hará?
-Es el momento y lo digo de verdad. Los médicos me han asustado diciéndome que con lo que he tenido y lo mucho que fumo a la vuelta de unos años voy a tener que llevar oxígeno constante. Y eso no lo voy a consentir.
-Ha tenido tiempo de reflexionar en la soledad de la UCI, ¿qué piensa ahora?
-Primero dar las gracias a todos los que se han preocupado por mi estado. Es muy gratificante. Se piensa mucho en esta situación, en el Hospital... Creo que la vida es muy bonita, que lo mejor es la familia y los amigos, que la felicidad se consigue estando en armonía contigo mismo y con tu entorno. Lo demás es menos trascendente.
-¿Un deseo inmediato?
-Que me den el alta cuanto antes. Cada día me alargan uno más. Estoy deseando llegar a mi casa.
Foto.- Dámaso González, en la habitación de la planta de Cirugía Torácica donde permanece ingresado. / JOSÉ MIGUEL ESPARCIA
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