Que la Tauromaquia actual está herida de muerte no hay quien
lo niegue.
En el último tranco de una año terrorífico, con muy contadas
bocanadas para la esperanza, cinco ILUSTRES, cinco MAGNÍFICOS, cinco valedores
de una fiesta acaudaladamente acomodada deciden tomar las de Villadiego y como
corderos a punto de ser degollados, intentan guarecerse del "peligro"
a costa de su propio rebaño.
Que todo es poco, Sres. si se trata de
complacer a quien pasa por taquilla y alegra las tardes de feria con sus
claveleras presencias, jaleando pinturería, a la vera de un infundio de íntegra
lidia para pedir exaltados pañuelos naranja que anuncien el solemne milagro de
la inmortalidad y la continuidad de una estirpe fulera.
Lo realmente doloroso, es que Sevilla no es
única plaza en este desvarío; allá donde acampan estos mártires figurones, la
fiesta de los toros agoniza y el trincar impulsa todos los motivos.
La pasta de que están hechos los toreros del
más alto escalafón tiene el color de un metal contaminado a base de exigir e
impulsar un espectáculo a medida:
Un toro patológicamente enfermizo, la confabulación de unos ganaderos timoratos, la venia de la autoridad competente y el beneplácito de empresas leales.
Un toro patológicamente enfermizo, la confabulación de unos ganaderos timoratos, la venia de la autoridad competente y el beneplácito de empresas leales.
"En el mismo fango todos manoseaos",
muestran y demandan insaciables un poder supremo, nada parece importarles, ni
siquiera que las plazas desagüen afición a marchas forzadas.
La evidencia se muestra inflexible. Venerar
egolatría no acabará con el verdadero y profundo problema que aniquila la
fiesta.
Un cambio profundo, una verdadera REVOLUCIÓN
que destierre serviles, endiosados usureros y devuelva a golpe de emoción una
pasión afligida por tan brutal realidad.
Permítanme el reto!.
Permítanme el reto!.
Fuente.- Gloria Cantero. Colaboradora de la Región de Murcia para De Catafalco y Oro.
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