Hoy quiero mostrar una de mis facetas artísticas,
mucho más fácil que la de escribir de toros o ser “aficionado práctico”. Aunque créanse si les digo
que delante de una piedra se sientan cosas muy parecidas a cuando se está delante de una becerrita o
novillete adecuado a un aficionado como es el caso. Delante de una piedra hay
que conocer los terrenos, sus aristas y sobre todo tener buena medida de por
donde se van a trazar las líneas y los toques de puntero o cincel si es una piedra dura o lo
es más blanda y, dependiendo de esto se le dan los toques más o menos fuertes
para que pueda concluir en triunfo la obra. En la arcilla ocurre lo mismo, al barro hay que acariciarlo para ir modelando la obra como ocurre frente al toro cuando se torea de muleta ¿Verdad que sí Carnicerito, Morante, Curro.......?
Artista
de la piedra en temas taurinos
Articulo de Carlos González.
Con larga experiencia en actividades artísticas
relacionadas con la tauromaquia, José Cisneros, ya en la niñez acompañaba a su
padre, componente de la Banda de Música Popular Sansense, titular de las Plazas
de Toros Monumental de Barcelona y Las Arenas. Hoy, cuando este autor cuenta
con medio siglo de existencia, capeando el temporal y lidiando con la vida, nos
muestra el producto de su arte, un arte milenario y español más que ninguno. Ante el ataque a la libertad de las personas que
quieren este arte, lo reivindicamos
aquí, porque a nadie que no le gusten los toros le obligan ir a ellos, conforme
los han prohibido en una parte de
España. Precisamente son los toros y el flamenco los que hacen a España
universal.
La piedra, elemento más antiguo utilizado por el
hombre para plasmar el testimonio de su arte, es para José Cisneros el medio
más moderno y soporte persistente en el que deja la impronta de sus habilidades
artísticas. Autodidacta en lo que le gusta, ejerció diversas actividades, hasta
la de novillero, que sigue practicando siempre que le es posible. Después se
consagra en la que aquí pre- sentamos, y con la que obtiene numerosos reconocimientos.
Mirando para atrás queda su infancia como hijo mayor
de cinco hermanos, su etapa de estudiante acabando el Bachillerato en el
Instituto Huarte de San Juan en Bailén, su primer trabajo en la prestigiosa Red
de Paradores Nacionales, el servicio militar en El Ferral (León), hasta la jura
de bandera, su destino, Compañía de Transportes del Grupo Logístico en el
Acuartelamiento Julián Sánchez “El Charro” en Salamanca, perteneciente a la Brigada de Caballería “Jarama”. Jalonado
todo ello por el desarrollo de varios oficios relacionados con el arte; Arte,
con mayúscula, que se hace realidad y personaliza tras los estudios culminados
con éxito en la Escuela “Gaspar Becerra” de Baeza, por cuyo centro José, es
“Graduado en Artes Plásticas”.
EL LENGUAJE DE LA PIEDRA
Las piedras hablan. Una civilización, incluso
anterior al paleolítico y neolítico o edad de piedra, nos está diciendo que es
el elemento natural más resistente y vivo donde el humano pudo dejar constancia
de su existencia. Es como si las mismas piedras modeladas por la idea del
artista y tras mil siglos nos revelasen mil mensajes. “El medio es el mensaje”
(McLuhan). Un mensaje de su momento, que fue trasmitiendo a través del tiempo
las grandezas y miserias de los hombres.
José Cisneros, que lleva el nombre del histórico
cardenal, encuentra en la piedra el modo de inmortalizar sus ideas y
sentimientos, también de misticismo. Estas maravillosas obras que aquí hoy se
lucen están concebidas con la paciencia de un santo y con el tesón de aquellos
viejos alquimistas, que pretendían hacer oro con la materia que era su piedra
filosofal.
La piedra, con sus variedades, tiene mucho que
decir, cuando alguien sabe sacarle el espíritu que lleva dentro. Y mucho le
dice a José, desde que percibe la idea que ha de manifestar en ella, hasta que
consigue los últimos resultados; como mucho le dice también a su esposa, Ana
María, que a su vez es el apoyo moral y gozoso del artista que tiene en casa.
Sin su inestimable contribución, tal vez le hubiera sido imposible resistir la
dureza de cinco años de estudios, combinados con su trabajo y la crianza de
tres hijos. José ha trabajado duro, como dura es la piedra, porque sólo unos
firmes y sólidos cimientos se pueden sustentar en ella. A José le va de perlas
eso de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. En la minuciosidad de
sus manos tiene la culminación de una peculiar y coherente obra inicial
que le reporta numerosas satisfacciones y grandes
amigos, principalmente del mundo del toro.
Toreros como “Carnicerito de Ubeda”, Enrique Ponce,
Dámaso González, Curro Díaz, Paquito Esplá, Juan Ramón Romero, Manuel Bautista.
Rejoneadores como José Antonio Mancebo. Ganaderos como Francisco y Román
Sorando, Partido de Resina, Pablo Lozano “Alcurrucén”, Iñigo Garzón.
Asociaciones Taurinas de prestigio como el Círculo Taurino de Baeza, Peña José
Fuentes o Peña Tercio de Varas de Linares; así como a Ilustres Aficionados,
tales como Juan Lamarca, el mejor presidente que ha tenido la Plaza de las Ventas,
la Asociación de Aficionados Prácticos de Jaén, el prestigioso gerente teatral
y taurino ya desaparecido Manuel Cano etc., son algunos a los que ha donado
parte de sus trabajos.
Versa sobre sus múltiples actividades entre las que
se podría destacar sus colaboraciones en varios periódicos digitales y papel
impreso, así como en Onda Cero Radio en el programa Los Toros que dirige
Agustín Hervás; además de dirigir su propio Blog “De Catafalco y oro” y el de
la Peña Taurina Antonio y Juan Antonio Millán “Carnicerito de Úbeda”, de la
cual es Presidente. No quiere dejar en el olvido a otros de sus maestros como
son José Olid, Enrique Martín así como el mencionado Agustín Hervás.
Un arte clásico, vanguardista y prometedor, con
muchos motivos taurinos. De casta le viene al galgo. Y de madera de artista son
sus trabajos porque salen también de otras materias y entran en otros temas.
Temas, al margen, definidos y sorprendentes,
como lo es la abstracción; esa categoría que obtiene en su carácter no
imitativo y su no referencia a realidades tangibles, los aspectos más innovadores
de las vanguardias.
José Cisneros, prolífico y versátil, por ahora
asegura que su inclinación le va entre lo barroco y el clasicismo, pero
intuimos en su trayectoria rigurosa que ha empezado con buen pie y a conmover,
esa cercana irrupción en terrenos vírgenes que le harán forjar como propio el
gran milagro de la creación. Le deseamos que así sea y nos pueda algún día inquietar
como lo hacen, por ejemplo, las obras de Eduardo Chillida, a quien admira.
Hoy, además del arte en saber relatar el mundo
taurino, José puede considerarse un especialista en heráldica, ese arte que nos
habla de blasones, de interpretar y descubrir los escudos de armas de los
antiguos linajes y que fue introducido por los cruza- dos en la Edad Media. La
piedra (de Lérida y Alba- cete que elige) la terracota (el barro cocido) y la
madera, son el papel, el cuadro, y el refugio, donde José escribe, dibuja,
trabaja y sueña. Toca desde un bajo-relieve a los volúmenes grandiosos porque
sus figuras ya se le están escapando fuera. La pasión inquebrantable y una auto
exigencia sin límites, son para él, cual artista que se precie, las bases
sólidas y fundamentos sobre las que edifica una obra consistente.
Principios requieren las cosas. Su equilibrio
interno creado por su propia legitimidad nos lleva, por una parte, al ideal de
belleza que ha de perseguir toda obra de arte; su referencia trascendente
emparentada con el medio social que rodea al artista, nos habla, por la otra
parte, de la perfección, y el sueño de todo ser humano. ¡Ojalá! José Cisneros
sublime su arte, y con una gran ovación, salga pronto por la puerta grande.
Quizá lo más valioso de este artista radique en esa
variedad temática en la que no le falta la armonía de la música que le emocionó
en la niñez, y en cuyos sonidos se puede escuchar la lira de un ángel entre las
Rimas y Leyendas de Bécquer, su autor preferido. Por ahora lo que más se oye es
el taurino clarín rasgando el viento en la tarde de sol.
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