DOMINGO, 11 DE
ABRIL DE 2018. TOROS DE TORRESTRELLA PARA JAVIER JIMÉNEZ, LAMA DE GONGORA Y
PABLO AGUADO
ENTRE EL TORILLO
DE SEVILLA Y EL BUEN TOREO DE PABLO AGUADO
Una
tarde mas, y ya son demasiadas, nos toman el pelo a los aficionados entre los taurinos
con la anuencia de la autoridad.
El
toro de Alvaro Domecq que en otras temporadas era encastado y con una
presentación impecable, esta tarde se pueden calificar como ”torillo de
Sevilla.
Se
supone que a Sevilla por ser plaza de primera
supuesta categoría y elevados precios tiene que mandar el ganadero su
ganado de cabeza de camada. Hoy los lidiados en segundo, tercer y cuarto lugar
eran animalillos de plaza de tercera. Primero, asfixiado, sin fuerzas, que Lama
se preocupó de engañar al usía con los capotes al cielo, era lo menos parecido
a un animal bravo y encastado. Daba pena en vez de miedo.
El quinto, de
anatomía parecida al primero, pero sin cara y el sexto se puede decir que fue
el mejor del encierro y propició el triunfo de Pablo Aguado.
La tarde
transcurría entre el aburrimiento producido
a medias por el juego de los toros y la otra mitad por la vulgaridad de
los toreros. El frio hacía estragos y el ambiente taurino desangelado y triste
merecía salir corriendo de la plaza.
Pero como aún
quedan algunas esperanzas entre los aficionados tuvimos la suerte de ver dos
buenos pares de José Chacón y cuando parecía que habíamos perdido el tiempo
surge un chaval de Sevilla llamado Pablo Aguado y nos hace revivir la
esperanza.
Muestra ganas, un
“echarse palante” y un gusto toreando que nos hizo disfrutar. Con buena
colocación, muleta planchada, temple y estética, dibujó muletazos esplendidos
con ambas manos. Cada tanda tenía remates diferente, pero muy toreros, así que
al menos mereció la pena aguantar el frio y el tedio anterior de malos toros y
pases vulgares .
Una cuestión a
destacar. En el cartel figuraban tres toreros jóvenes sevillanos con cierto
porvenir, pero la plaza solo presentaba en su aforo algo más de media entrada.
Tienen tan engañado al aficionado que una gran mayoría ha desertado
definitivamente de la plaza de Sevilla.
Si estos taurinos
quieren recuperar al aficionado desertor, se equivocan anunciando torillos sin
trapio, todo ello con las bendiciones de la autoridad complaciente.