Mucho ha llovido desde aquel 18 de mayo
de 1882, fecha en la que fue inaugurada la nueva Plaza de Toros de Baeza, pues
hay que recordar que con anterioridad hubo otro coso situado a las afueras de
la ciudad en dirección a Jaén, donde encontrara la muerte el torero cordobés
Manuel Fuentes “Bocanegra”.
Han pasado 125 años desde aquella tarde
como digo en la que se lidiaron toros del Señor marqués de Saltillo para los
diestros de la ciudad de los Califas; Rafael Molina “Lagartijo” y Rafael Guerra
“Guerrita”.
Ha pasado el tiempo bien es verdad, pero
gracias a la distinguida afición de Baeza, empresarios que creen en ella como
es el caso de Alberto García Buj, un turolense que hace honor a la ciudad donde
nació, la ciudad del toro por excelencia; y como siempre apoyados por su
Ayuntamiento, el llamado “Coso del Vivero” ha lucido esplendorosamente ante una
afición que ha llenado la Plaza como debía de ser preceptivo.
Gran expectación en Baeza, no era para
menos, Baeza y una de sus joyas arquitectónicas estaba de cumpleaños, 125 años
de gloria para la ciudad y para el toreo, pues no hay que olvidar que su albero
han hecho el paseíllo todas las grandes figuras del toreo de cada época, se han
vivido momentos y episodios que han quedado plasmados en la historia de la
Ciudad con letras de oro en la mente y retina de los grandes aficionados
baezanos y foráneos que han acudido a presenciar sus extraordinarios carteles
dando tardes grandes de gloria y triunfo para los toreros.
Un sábado glorioso el de ayer tarde en
la Ciudad de los Gavilanes. Aficionados y no aficionados, lugareños y foráneos,
acudían a presenciar el Coso del Vivero para ver su estupendo Museo Taurino y todas
las fantásticas piezas que en él se exponen durante estos días; así como la
formidable Feria de ganado basada en la especia caballar.
El día anterior se celebró en el
Ayuntamiento de Baeza el II Encuentro de la Federación Taurina de Jaén bajó el
título 'Encuentro Hispano Francés', donde entre otros temas se versó sobre la
Fiesta de los toros en Francia y en España.
En este espacio hay que sobresaltar el
homenaje y entrega de una insignia a una persona muy querida entre toda la
afición jienense y fuera de nuestras fronteras, se trata del recordado D. Ángel
del Arco Navarrete, fallecido hace unos meses, el cual además era Socio de
Honor de la segunda Peña Taurina más antigua de la provincia como es la Peña de
Antonio y Juan Antonio Millán “Carnicerito de Úbeda”.
Tras estos y otros muchos actos
celebrados y exposiciones ofrecidas a los aficionados taurinos, llegaba el
momento deseado por todos, la celebración de la Corrida de Toros. Festejo con
un cartel muy atractivo que consiguió llenar el coso baezano, entre los que se
encontraron muchas caras conocidas de la política y sobre todo del mundo del
toro, caso del maestro Pepín Liria y Pepe Luís Vázquez; así como el ganadero de
la provincia Sancho Dávila o el conocido abogado Joaquín Moeckel.
En cartel Toros de “La Palmosilla” para
los diestros José Antonio “Morante de la Puebla”, Cayetano Rivera Ordoñez y
Andrés Roca Rey.
Los toros de “La Palmosilla” resultaron
nobles y su presentación a mi puro entender como aficionado fue correcta
arreglo a la Plaza donde se lidiaban y sobre todo a los toreros anunciados en
cartel.
JOSÉ
ANTONIO “MORANTE DE LA PUEBLA”.-
Morante comenzaba la tarde con grandes vistas para el aficionado al
instrumentar unos bellísimos lances a su primero. La faena de muleta, dadas las
escasas fuerzas del astado condicionó al torero artista y genial, que así y
todo instrumentó varias tandas de muletazos sin poder ligar, faltando
continuidad a la faena, aunque si hay que decir que con la diestra plasmó unos
soberbios muletazos de bella estampa, rematando las series con su consabido
sabor y torería. Mata de pinchazo y estocada, la tardanza en doblar el toro
hace sonar un aviso y le impide cortar trofeos, siendo ovacionado y saludando
desde el tercio.
En el segundo de su lote, un toro de más
trapío y cuajo, el torero de La Puebla realiza una bella faena, ahora si
disfruta el aficionado de un Morante artista que le vimos muy a gusto ante este
toro, cuajando una excelente faena de muleta. Un comienzo pleno de torería con
muletazos por ambos pitones, para cristalizar varias tandas de muletazos de
mucho peso, como suele denominarse en el argot taurino, una oda al toreo hondo e
infinito de Morante. Muletazos de mano baja, de esos que ponen los pelos de
punta a los buenos aficionados, con mucho temple, largos, llevando al toro
hasta el final con una lentitud infinita que hizo ponerse a los tendidos en pie
aclamando al toreo que estaba realizando una faena que nunca olvidaremos, sobre
todo esas trincherillas y pases de la firma de remate en sus templadas tandas.
En esta ocasión es certero con el estoque, mata de una gran estocada y la plaza
enloquecida le premia con las dos orejas que Morante pasea bajo el clamor de
una plaza rendida a su arte.
Destaca en banderillas el extraordinario
torero de plata José Antonio Carretero.
CAYETANO
RIVERA ORDÓÑEZ.- Lidia un primero
toro de buenas condiciones pero que tuvo ese denominador común que fue la falta
de fuerza.
El toro, de gran nobleza, quería pero no
podía, por lo que Cayetano acoplándose a las condiciones del astado cuajó una
faena correcta aunque falta de temple y serenidad; por lo que dentro de los
muchos muletazos que le instrumento a este toro, algunos de ellos fueron de
bella factura. Mata de pinchazo y estocada; es premiado con una oreja.
En el segundo de su lote, quinto de la
tarde, se cumplió el dicho de que “No hay quinto malo” y sin lugar a dudas fue
el mejor toro del encierro. Poco lucimiento en los primeros compases de la
lidia; pero llegado el tercio de muleta, Cayetano hizo cambiar todo como si de
un mago ilusionista se tratara, me recordó a su padre el gran Francisco Rivera
“Paquirri”, de “hinojos” en el tercio se plantó Cayetano para iniciar la faena
en la que sobresalió un cambio de mano ligado con el obligado de pecho que puso
a todos de acuerdo para rendirle al torero una atronadora ovación. Continuó
Cayetano con cuajando dos imperiosas tandas por el pitón derecho muy relajado,
ligando extraordinariamente, bajando mucho la mano, llevando al toro con un
ritmo como si se tratara de una obra musical, con cadencia, con armonía, con
una torería que solo puede llevarse en los genes, magistral Cayetano.
El torero, sabio entendedor de los
públicos, se lleva al toro a terrenos de sol para formar “la marimorena” con
unos muletazos mirando al tendido y otra serie de muletazos que aunque de corte
menos artístico, entusiasmo al tendido. Mata de media estocada de impecable
ejecución y es premiado con otra oreja. En mi modesta opinión, pienso que
Cayetano fue ayer; y aquí lo dejo caer, acreedor a un puesto en la tradicional
Feria de Agosto.
En banderillas se desmonteran Iván
García y Fernando Pérez, sobresaliendo del mismo modo en la brega el torero
jienense Joselito Rus.
ANDRES
ROCA REY.- El torero peruano al
que vimos este año actuar en la vecina Andújar era muy esperado por la afición
baezana dados sus triunfos que se cuentan por actuaciones y la verdad es que
Roca Rey dejó buen sabor de boca en este coso baezano.
Roca Rey en su primero, un toro de
escasa presencia y poco juego, solo pudimos verle en un vistoso quite por
“chicuelinas” y su voluntariosa faena de poco resultado artístico en la muleta.
Como es norma en este joven y valiente torero, basó su faena en la quietud ante
el soso toro, ligando las tandas en un escaso terreno, pasándose al toro por la
espalda con toda naturalidad y sin buscar “puntos” a la galería. Roca Rey lo
puso todo. Mató de una extraordinaria estocada y fue premiado con las dos
orejas.
En el segundo de su lote, último del
encierro, Roca Rey a pesar de tener la Puerta Grande en su haber, volvió a
demostrar su disposición ante un toro que no se entregó en ningún momento, de
fea embestida y rebrincada. Vuelve a volcarse a la hora de entrar a matar,
estocada baja. Fue silenciada su labor.
Gran final de Fiesta con los tres
toreros saliendo por la Puerta Grande del más que centenario Coso baezano y
tarde para el recuerdo.
Baeza vuelve a retomar vuelo, vuelve a ser lo que en un
día fue y no debió perder; y todo esto se consigue a base de tesón y afición,
de la buena afición que hay en esta Ciudad Renacentista que tanto tiene que ofrecer
no solo en el aspecto taurino como ha sido el caso con la celebración de
importantes eventos en este periodo, sino en otros muchos que al igual que el
taurino son de calidad para el visitante, dando así categoría a una Ciudad que
es para Soñar, para Sentir, para Vivir; y como no, para volver a ella por su
agradable recuerdo.