domingo, 25 de mayo de 2014

Una Crónica del Festejo: Hoy, lo siento mis colchoneros, ¡Hala Madrid!


El personal se salía a borbotones de la plaza en busca de la Televisión, a partir de mediada la Corrida. Era muy grande lo que pasaba en Campo Pequeño.  

Segunda de Rejones en el serial isidril de las Ventas. Andy Cartagena, Diego Ventura y Luis Valdenebro se acartelan con Toros de Don Luis Terrón, línea murube y procedentes de adquisiciones a Don Antonio Ordoñez Araujo y Vicente Ruiz  “El Soro”;  nuevamente mutilados, cuestión ésta qué, al menos en plazas de primera, debía ser resuelta de forma obligatoria, y supuesto el Reglamento no lo prohíbe fuere con Toros en puntas vírgenes e intactas, como teóricamente sucede con el Toreo de a Pie.

Una vez más en las Ventas, el ambiente fútbolero supera al taurino, lo que supuso ayer tarde un público más distraído y tan a la vez en exceso tolerante. Y no están los planes de los qué, no solamente amamos el Toreo de a Caballo, sino que profundizamos en él, continuar permitiendo desde nuestro humilde escaño los desmanes que los Caballeros Rejoneadores asentados en el escalafón del manejo arbitrario, a la vez que el Caballo Torero avanza, empeñados están en disminuir las esencias del Toreo de las Tres Voluntades.

Otra tarde en la que se ha presentado en la Cátedra para leer su tesis doctoral un matador de Toros Caballero Rejoneador, Don Luis Valdenebro; y al igual que sucedió la semana pasada con Don Andrés Romero, nos ha dado la sensación de novel.  Así de sencillo es; de no ser como conocemos su concienzuda preparación -algo más corta en Don Luis- les suponíamos con madurez suficiente para encararse a ese acto de responsabilidad. Los caballos sí, de primerísima mano los de Don Luis, todos de la Casa Peralta; los de Don Andrés, más sobrevenidos al relance de Don Antonio Ventura. Pero el caso es que la sensación de aspirantes, hiperactividad y asiento ha sido patente. El sábado próximo tenemos otra confirmación, esperemos que bajo el halo sublime de Don Pablo -faltó en las dos primeras de Rejones- la situación sea distinta. De confirmarse mis sospechas en sentido contrario habrá que replantearse esto de las confirmaciones, de forma que dejen de ser un pretexto para exonerar de abrir tarde al más antiguo en el escalafón. Lo que aprovecho para preguntar a quién corresponda, de forma que se entere el público aficionado quién organiza tal escalafón, sí es que existe.

 
Don Luis brinda a su padre el Toro de la Confirmación.
Don Luis Valdenebro con una cuadra perfectamente preparada, toda con el “yerro” de Peralta. Ambas actuaciones sin el asiento necesario que requiere una lidia ordenada. Las aproximaciones eran embarulladas por arremetidas extemporáneas, sin corregir trancos ni pasos, a tenor de la premura, generalmente inexistente en los mansos de Luis Terrón. Contando con caballos de salida con cualidades y valor para correr a un Toro por delante como es el caso “Truhán”, luso de siete años con lazos turquesa, con él que se empeña en ambos toreznos en doblarse, sin duda por la falta de seguridad en el pobre castigo del primer tercio por administrar, para cuyas ejecuciones no prepara la suerte debidamente; todo sin pasar el pitón, sin conjunción por tanto, y sin armonía ni emoción. Otra cosa es lo que el público proveniente de la Cultura del Caballo, que es quién ocupa Las Ventas, se desviva entregado a los alardes. Despena a ambos de mala manera. Silencio en los dos.

 
Pericalvo con los terrenos cambiados, nos enamora
Andy Cartagena, vuelve a darnos su festival habitual, en el que el conocimiento de la lidia, primero con un manso al qué consintió y segundo con otro menos manso al que no le hilvanó faena. Destacar inevitablemente a nuestro común enamorado “Pericalvo” cada día más guapo y más Torero, del que su amo empeñado está en consumir en balancines, ya menos obligados; el caballo tiene otras cualidades en la cara del Toro, además de ser un “cabroncete” en los boxes. “Cuco” un luso-árabe castaño de cuatro carriles blancos en sus crines, que es toda una hermosura verle como encara, como aproxima, como para; una pena que lo pase de suerte. “Riogrande”, toda la cuadra, pero este luso en particular entrando en corto ofreciéndose, poniendo la cara (¿defecto?) con los terrenos “cambiaos”, queriendo Toro, me maravilló. Un rejonazo arriba no significa que se haya hecho la suerte; espero hablar de ello el próximo día con Don Pablo en cartel, patriarca del Toreo de a Caballo, quién debe restituir al menos las esencias perdidas. Oreja y saludos.

 
Con caballos con esta disposición no entiendo que no se haga la suerte.
Diego Ventura, no ha vuelto a salir por la Puerta de Madrid. Diría que al no estar Pablo, se siente menos motivado. Su pausa en la plaza ha mejorado, su estar con firmeza puede que también; pero... ¿Y ese afán de triunfo y superación? A fe que no se lo vimos. Madrid es Madrid, y eso tiene un peso específico que no debe olvidar. Bien con “Maletilla” en el primero sin conseguir fijar, dada la mucha mansedumbre del manso, pese a la boca cerrada -constante en todo el encierro-; mejor “Marsellés” en la fallida portagayola, con la única salida contraria de los toriles. “Mandela” sabiendo a poco, “Nazarí” nuevamente con la más fea; y el “Morante” el de los “bocaos” que dejó en casa a Milagros (algo le pasa), siendo torero como lo es, Don Diego se empeña en que el Toro le pegue, como ayer, por lucirlo en una grave pérdida de respeto al Toreo. Insisto en lo de la suerte de matar; no se hace aunque se coloque el rejón arriba de forma traicionera a la media vuelta “rejona”. Oreja, y saludos con grande y suficiente petición.

Fuente José Olid. Colaborador de Granada Costa para De Catafalco y Oro.
 
  

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