sábado, 1 de agosto de 2015

DESDE LA APARICIÓN DE LOS PETOS (2º CIRCUITO)


Por José Olid                                                                            
Nuestro incomparable director Don Antolín Castro, puede que haya puesto el dedo en la llaga de tantas-cuantas situaciones sobre la Suerte de Varas o sobre el Tercio de Quites (Varas y Quites, buen nombre para una Peña qué, bien se quiera) hayan tenido su origen en su discurrir por los desmanes, traiciones, ocultas verdades y demonizaciones todas; y sobre todo, quieran para sobre la tan importante, esencial  y muy necesaria Suerte Fundamental y básica  del Primer Tercio de la Lidia.



Propuesta de nueva puya

Sí que es muy posible, por lo tan lleno de razones como está el argumento esgrimido por Don Antolín Castro al aseverar que es muy posible que no se haya vuelo a picar "bien" desde la aparición de los petos, expresándolo de forma más categórica como la última vez que se pudo picar bien.

Si partimos de la base de que la instauración de los petos coincidió con la etapa en la que el Toro brillaría como en ninguna otra etapa del Toreo, justo es señalar con el dedo de que a partir de ahí la obsesión era rebajar Toro; y por ende Bravura, Fiereza y Poder; planteados pues los problemas consecuentes, la UCTL por una lado, los intereses empresariales, la densidad adquirida progresivamente por los apoderados y las figuritas a partir de Manolete, ven la solución -su solución- en la implantación del utrero, la desmesura de los petos y en los caballos de tracción.

Se advierte desde hace algunas décadas la negación de los valores éticos, de los contenidos básicos (cánones); lo que han conseguido en su manejo intencionado los mercaderes de ocasión y baratija. Valores y cánones que no solamente se han negado, sino que incluso se han invertido, lo cual ha dado lugar a que el tratadista, el profesional responsable, el periodista comprometido con la verdad, y sobre todo el aficionado hayan pensado al unísono en la implantación de un Segundo Circuito. Más héte aquí qué, muy por delante de que sus incursiones técnicas acabasen por tomar forma, los vendedores de "cariocas", los servidores del "espectáculo por el espectáculo", mercaderes de la "baratija" y, en definitiva para ir aclarando términos, los componentes del Cinturón de Acero captan la idea de la Corrida con Toros del Desprecio y matadores poco catalogados (se busca la baratera); cuando siempre fueron los valorados Miuras, los Isaías, los Murteira, los de Palha, Prieto de la Cal o los de Moreno de la Cova; y hasta aquí mencionados, por no remontarnos tan atrás en los tiempos; y ya más actuales lo que queda de los citados, más Victorino, Dolores, Escolar, Cebadas, Cuadri, Adelaida, Adolfos, Pablo-Romero, Maños, Moreno Silva y otros -ojo, que la lista puede ser muy larga- los que dieren la dimensión real de quién pretendía dignificar la profesión, encaramarse entre las figuras, o simplemente mantenerse entre ellas.

Hago un paréntesis: "Maestros Curro Romero y Emilio Muñoz, no expresen jactanciosamente de que con solo nombrarles la palabra Miura (extiendo a todas las llamadas duras) se les ponen los pelos como escarpias, por muchas sonrisas que les acompañen". Llegué a coincidir con el maestro Curro Romero en lo de Doña Paca Marín (duro entre lo duro); y a tener la desagradable necesidad de criticarle ante una Corrida del Conde de la Corte. Y a Emilio Muñoz también la satisfacción de extraer de mi pluma lo mejor para una crónica ante dos grandes faenas a Santa Colomas. Así qué, menos guasitas; y vamos a poner la Fiesta en el lugar que merece. Hasta aquí el paréntesis.

Propongo se trabaje sobre la idea de conformar un Segundo Circuito sin descafeinar; un Circuito en el cual, el Caballo sea ligero -sobre los 500 Kg -,  imprescindible la  buena alzada -cuarta y algunos dedos más, por encima de la marca- ; petos no menos de 60 centimetros del piso, con un ergonomía protectora poco a nada visible, que no haga antiestético el conjunto; y por descontado, la supresión de los caballos percherones; no digo de tracción, ya que entre ellos -incluyo los de tiro- hay algunas razas tan ideales o más que el caballo español; como puede ser el "frisón belga negro" con el qué trabaja Alaín Bonijol, por ejemplo. La desaparición de las rayas es condicione "sine qua non" para que todo lo expuesto tenga fundamento. El picador debe quedar libre de ejecutar a caballo levantado o, a cuadrado (nefasto El Guerra). Actualmente hay algunas cuadras trabajando con caballos procedentes -no deshecho- del Rejoneo, con resultados óptimos.

Se me alarga el artículo y considero conveniente cortarlo para continuar con una segunda entrega en la qué, como base, se trataría mi sugerencia sobre la modificación de la puya. Miedo me da pensar en ello, solo porqué la sombra de una posible disminución del Toro a raíz de ser aceptada mi propuesta (Segunda Entrega) de nueva puya, fuere la consecuencia inmediata y a la vez funesta.  

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