Tal y como estamos viendo en muchos aspectos el
desarrollo de un festejo taurino, sería conveniente que toda la burocracia pasara
directamente al ministerio al cual pertenece la Fiesta en la actualidad, el
Ministerio de Cultura. Se da el caso que el departamento del cual depende
burocráticamente es el de Juegos y Espectáculos, cuando resulta que un festejo
taurino, ni es espectáculo y mucho menos, un juego.
No refiriéndonos a ninguno en concreto, pero relatando
casos mil que hemos visto por esas Plazas de Toros de Dios, diremos:
¿Para qué hacen falta los Palcos? Resulta que
tenemos en el mismo a Presidentes que lo más parecido que han visto a una Plaza
de Toros, es un coral de gallinas de su abuela.
El señor Veterinario, picha y corta lo que el
Presidente quiera, el Reglamento contempla que el toro no apto para la lidia
puede recuperarlo el “Ussía” y lidiarse, así que el dictamen de los mismos es
solo a efectos informativos ante el organismo correspondiente.
Y el seños Asesor, ya es de risa, solo opinará
cuendo le consulte el Presidente y éste hará lo que le indica si lo ve
conveniente, o sea que como suele decirse dicho en fino, es una figura
decorativa y en basto, que pinta menos que “follatabiques en Madrid”
Los Cursos Formativos de Presidentes que tanto se
están fomentando, visto lo visto ¿Para qué sirven? ¿Para fomentar el fraude? ¿Para
defender intereses? ¿De quién?, desde luego los del toro y los del aficionado
está claro que no.
Por otro lado tenemos las Fuerzas de Orden Público
en un espectáculo donde si hay alguna alteración de parte del espectador es
causada precisamente por la vergüenza de ganado que autoriza el propio
Presidente del festejo por la mañana en los corrales, donde le falta valor a
enfrentarse a quienes mueven los hilos de las más de las veces….. “parodia”.
Tampoco se entiende el porqué de la gratuidad de una
Seguridad a una empresa taurina, la cual se paga con los impuestos de un país,
cuando además vemos en infinidad de Plazas a miembros de empresas de seguridad
privada. Pienso que estos, acompañados de escribientes funcionarios del
Ministerio de Cultura, serían suficientes, unos para la seguridad y los otros
para el trámite burocrático que en la actualidad realiza un Delegado de la
Autoridad en un festejo taurino, que la final no sirve para nada; no ha habido
novedad, pues a archivarse.
Las tradiciones son unos valores extraordinarios y
muy respetables que no deberían perderse, pero siempre y cuando se les dé el
valor que hay que darles o mejor dicho, no pierdan su porqué, su significado. Tal
y como está el panorama actual, ni Palco Presidencial ni Alguacilillos hacen
falta en un festejo taurino. Actualmente tienen su cometido en el Reglamento
Taurino vigente, pero se da la circunstancia que muchos de ellos no tienen ni
repajolera idea de su cometido y, esto lo digo con conocimiento de causa, pues habiendo
preguntado a muchos de ellos, la respuesta ha sido que están ahí para hacer el
paseíllo porque saben montar a caballo. Aunque algunos……, ni eso.
Como aficionado a mí me importa poco como sortean
los toreros, que se repartan los toros como quieran. Qué más da que uno de
ellos toree los dos más grandes, otro los dos medianos y el otro los dos
pequeños; como aficionado lo que me interesa es la integridad de los toros,
luego ya catalogaremos las faenas, los toros y otra serie de cosas, pero ante todo
integridad y menos rollos con los kilos, prefiero un toro de 400 kilos, integro
y que se mueva, que un mastodonte de 600 kilos, gordo, que no pueda andar y
encima pasado por las manos de un “llongueras”.
Hemos hablado de cambiar los Delegados de la
Autoridad por escribientes del Ministerio de Cultura y, es que……… ¿Para qué
tantas Jornadas de Formación?, aquí me limitaré a poner declaraciones
realizadas por propios toreros y periodistas de importantes medios de comunicación,
más que nada porque como resido en un país democrático, quiero se me respete
tal decisión.
Esto lo relataba un periodista de un importante
medio de comunicación de este país y ocurría en la Plaza de Toros de la
capital, Jaén, de 2ª categoría: “¿Tú crees que puedes sacar a cinco personas de
un burladero para cambiar a una de ellas a otro, mientras está saliendo un
novillo, al que citan justo desde el burladero que está delante del nuestro?.
Si salta ¿Qué pasa?
Y esto el relato de un grandioso profesional del toro: Un día D en un pueblo P en un sorteo.... Delegado Gubernativo (guardia
civil en este caso): G.C: Vamos a sortear! Acuden las cuadrillas y comienzan a
deliberar para hacer los lotes, mientras, el susodicho, coge un folio, lo corta
en 6 pedazos y escribe en cada uno el número de un toro, los lía el mismo y
dice: Venga el sombrero del mayoral. Al oír esto las cuadrillas dicen, sin
haber prestado atención a lo que el G.C. estaba haciendo: Le damos los lotes?
G.C.: ¿Cómo? Banderillero: que si le decimos los números de los toros de cada
lote para sortear, como usted ha dicho?. G.C.: No, ya están aquí apuntados los
números de cada toro, solo falta que cojáis los dos papelitos cada uno. Miradas
incrédulas de unos a otros, sonrisas, que no risas (por la chulería del mismo y
la actitud que tuvo en todo momento) y un banderillero le explica que el sorteo
se hace con tres papelillos, y que en cada uno de ellos van los números de dos
toros que previamente las cuadrillas han decidido enlotar así por cuestiones
diversas, a lo que el G.C. responde con un ¿Ya vais a empezar, como siempre,
dando por culo? Vamos a mí, me vais a decir ustedes como se hace un sorteo, que
me han salió los dientes en esto? Llegados a este punto es cuando se olvida uno
de los galones, del cargo y de su p... m... y le dice que o se baja del burro o
va a torear él, porque a ver si va a decir cómo hay que coger el capote y las
banderillas y como tiene que subirse al caballo un picador.
Dimes y diretes, que
por suerte se solucionan por la vía casi criminal y después de que el susodicho
hiciese como 10 llamadas de teléfono, para asegurarse de que no lo estábamos
engañando. Y de esas unas 200 más.
Podemos seguir, hay
historias mil; pero lo haremos en otro post para que no se haga muy largo.