Carácter de magno acontecimiento debió
tener el estreno del pasodoble Alvaradito, en la novillada celebrada
en Linares el domingo 3 de junio de 1900, festividad de Ntra. Señora de
Linarejos. Según reza en el cartel anunciador: “(Feria en esta Ciudad)”
y transcribiendo literalmente: “Las bandas que dirigen don Antonio Camacho
y D. Alfredo Martos amenizarán el espectáculo. Esta última tocará por primera
vez al hacer el paseo las cuadrillas, el magnífico pasodoble titulado Alvaradito,
obra que el Sr. Martos ha compuesto y dedicado al citado matador”. Ignoramos
el balance del evento taurino, en el que se prometía “una magnífica corrida
de seis novillos-toros de 4 á 5 años” (lo mismo que ahora que se lidian de
utreros) de la “justamente acreditada ganadería del Excmo. Sr. Marqués de
Cúllar de Baza, de Úbeda”, que serían lidiados por las cuadrillas de los
matadores: Alvaradito y Valentín.
Haciendo una digresión, el destinatario
de la nueva obra era el diestro de Sevilla, Alejandro Alvarado “Alvaradito”,
que luego tomaría la alternativa el 22 de septiembre de 1904, en Fregenal de la
Sierra (Huelva), de manos de Antonio Montes. Tras doctorarse, vuelve a actuar
como novillero (cosa corriente por entonces) y, después, como banderillero.
Fallecía en su ciudad natal el 2 de enero de 1938. El referido espada, era conocido
por tener voluminosa cabeza y, por ende, usar una montera de considerables
dimensiones. Como anécdota curiosa, una tarde en la Maestranza sevillana,
viendo las buenas condiciones del burel, le preguntó a su peón de confianza “Arandita”,
si brindaba su muerte al respetable. El subalterno, le contestó con sorna: “Sí,
debes brindarlo, pero no dejes la montera en el ruedo, porque no te va a quedar
sitio para torear”. Salida irrespetuosa y de mal gusto, al llamar
veladamente “cabezón” a su jefe de filas.
A mayor abundamiento, en el festejo que
nos ocupa, el ganado estaba de “manifiesto” en los corrales (costumbre que se
ha perdido) “de 6 á 10 de la mañana”. La entrada de sombra costaba
2´50 pesetas (media 1´50) y la de sol 1´50 (una peseta la media).
A continuación, sucintamente, glosaremos
la figura de Alfredo Martos Gómez (1878-1951), prócer de nuestro pueblo e
insigne músico, perteneciente al Cuerpo Nacional de Directores de Banda. En
1900 se hace cargo de la Banda Municipal de Linares de la que fue director
durante cincuenta años, siendo la etapa de mayor esplendor. Cuentan quienes le
conocieron, que tenía una acusada personalidad (en su fisonomía era distintivo
un prominente mostacho) y arte cuando dirigía o desfilaba al frente de la banda
y, además, fue un excelente compositor – con inspiración y sensibilidad – en
diferentes géneros musicales escribiendo, por citar solo algunos, pasodobles
del nivel y musicalidad de: Andalucía, Caireles, Juanito Marín, Andresito o
El sentir de mi tierra, que dejó para la posteridad.
Su memoria ha quedado perpetuada en la
calle que lleva su nombre; en el CD grabado en 2001 por la Banda Sinfónica
“Ciudad de Linares”, dirigida por Enrique Moya, que recoge parte de su obra, el
mejor legado; y, también, con la vigente Agrupación Cultural y Musical “Maestro
Alfredo Martos” que dirige Juan Carlos Ortega Emanuel. Pero sobre todo, don
Alfredo, estará siempre en el pensamiento de los linarenses que aman la música.
Fuente.- Salvador Santoro. Colaborador de Jaén para De Catafalco y Oro.
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