A penas dos meses han pasado cuando
prometiste dejarlo, después de aquella corrida otoñal en que la sangre Domecq
volvió a rebanarte a degüello tu ya maltrecha afición, decidiste que no merecía
la pena meterte chutes tan malos.
Demasiada amargura, excesiva
adulteración, todo cortado y sin pureza ninguna...
Los primeros días sientes vahídos,
desazón, momentos de debilidad física alternados con otros de breve lucidez. A
medida que va pasando el tiempo, los trastornos aumentan. Se alternan infames,
pequeños dolores, instantes de desesperación e insomnio, incontinencias varias
y una brutal deshidratación consecuencia de tanta bilis contenida.
Cuando te propones dejar la afición por
los toros, nunca crees que va a ser tan duro.
Te conviertes en un marginado del resto
de la sociedad y hasta en tu círculo de amistades te preguntan eso de
"¿Cómo te puede gustar semejante carnicería?".
Añadan, además, esa rareza económica de auto subvencionar el vil narcótico, que ya nos adoctrinan desde niños en lo otro tan pastoral como justo de "los vicios, se los paga cada uno".
Añadan, además, esa rareza económica de auto subvencionar el vil narcótico, que ya nos adoctrinan desde niños en lo otro tan pastoral como justo de "los vicios, se los paga cada uno".
Ni que decir tiene el potencial y
execrable hecho de vivir en provincias, les puedo asegurar que nada es más
beneficioso para sentir en las piel, miradas y a veces, un leve susurro mezcla
entre recelo, desconfianza, tirria...
Aislado social y económicamente, como un
heroinómano, pasan los días y te das cuenta de que no puedes quitarte, que esto
engancha de verdad, eres un apasionado clamando por su afición y no tienes
elección, no puedes hacer nada por evitarlo.
Tú mismo te convences de que no se puede
luchar contra algo que te hace evadirte a un mundo de valientes o te hace
partícipe de historias de héroes frente a fascinantes animales fieros
preparados para la lucha. Y de villanos, tratantes y comisionistas..
Hasta el momento y a pesar de que
seseras altamente talentosas e interesadas trabajan de forma incansable en la
creación de un centro rehabilitador para taurinómanos, nada hay probado.
Hay quienes intentan "pillar"
lo que dan por ahí y se enchufan a la pantalla vía Méjico aunque "el
material" que venden sea la misma porquería.
Nada de nada!. Ni bálsamos de fierabrás
en dosis controladas, ni homeopatía mezclada con esencias bionatura, ni
pastillitas "todo-sanan" invento de empresarios "Farmacopea,
S.L. De nuestro bolsillo a su domicilio, a ver si dejan ya Uds. de jod..,
perdón, incomodar"...
Mucho me temo, mis muy queridos y
admirados aficionados contagiados, que para este mal aún no hay receta ni
fórmula magistral descubierta, por muchos intentos que se hagan por abatir a
fuerza de sacudir las paredes de nuestras venas.
Fuente.- Gloria Cantero.Colaboradora de la Comunidad de Murcia para De Catafalco y Oro.
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