Corren malos tiempos
para el embrujo: la portentosa belleza, la integridad física y temperamental,
la fuerza, el genio, la acometividad, la defensa y la resistencia al sometimiento
han caído en desgracia.
En los ruedos, un
animal que parece pero no es, al menos en su esencia de CASTA, BRAVURA Y
TRAPÍO, aquel que un día fue llamado "Profesional de la furia" por
Ortega y Gasset, ha dejado paso al mohíno híbrido domesticado, fruto de
intereses mercantilistas y al amparo del efímero arte.
A penas es necesario el
paso por el sagrado laboratorio de la lidia completa, ultrajando, no sólo la
esencia ceremonial, sino también para nuestra desgracia, la emoción, la
variedad, lo complejo...
Igualmente predecibles
esos "partenaires" vestidos de luces, con demasiado mando en
despachos empresariales y filiales ganaderías. Señores que humillan el digno
oficio del buen torear, amparados bajo un protagonismo egocéntrico sobre un escenario de falta de entrega.
Desde pacíficas
trincheras, nos revelamos frente a la tiranía de "lo predecible",
rogando al dios Cúchares, rescatar eso "halo" extraño, esa intriga
que invita al deleite; al más bello anhelo de seguir dejándonos seducir por el
majestuoso enigma de un espectáculo único en su origen y desarrollo. En su
MISTERIOSA originalidad.
Fuente.- Gloria Cantero. Colaboradora de la Región de Murcia para De Catafalco y Oro.
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