Tras
catorce festejos donde lo único verdaderamente reseñable sea la lección de
torería y poder de EL JULI, el buen sabor de boca de ANTONIO NAZARÉ y la
explosión final en la corrida de Miura de MANUEL ESCRIBANO, con los añadidos
detalles de los triunfos de varios subalternos, entre los que destacan
TRUJILLO, ALCALAREÑO, NEIRO y sobre todos ADALID, es muy poco bagaje en esta
deprimida tauromaquia.
Tanto es
así que un año más se ha notado el descenso de abonados, aunque seguimos sin
conocer cifras. Continúa en este sentido una completa distorsión de sintonía
entre la empresa y los abonados continuando ellos con su ejercicio de soberbia
y de no querer escuchar a quienes les mantienen el negocio.
Otro de
los factores negativos y que sin duda influye muy mucho en el desarrollo de los
festejos es la baja calidad del ganado lidiado, aunque esto es un mal general
en la Fiesta y Sevilla no podía ser menos.
CUADRI,
VICTORINO, EL PILAR, JUAN PEDRO (novillada),
LOS DIVERSOS HIERROS DE LA ENCERRONA DE MANZANARES, CUVILLO Y
TORRESTRELLA, son demasiados hierros que han fracasado, sin que el resto de los
lidiados fueran un cúmulo de virtudes. En todas las corridas sin excepción
desapareció la suerte de varas. Era bochornoso que tarde tras tarde fuera puro
teatro la actuación de picadores, llegando este año a darse un paso más en el
sentido de que en algunos toros no se llegaba ni a simular la suerte,
simplemente no existía.
En
absoluto estamos de acuerdo que la corrida de MIURA sea triunfadora de nada,
solamente por el hecho de haberse producido el triunfo de ESCRIBANO. El toro
DATILERO, al que se concedió graciosamente vuelta al ruedo, triunfador en
muchos premios, recibe una primera vara simulada y en la segunda ni señalaron
el puyazo. Luego en la muleta fue su
matador, ESCRIBANO, quien estuvo por encima del toro arrancándole una faena que
no tenía, refrendando su actuación con una fenomenal estocada. Todo el mérito
es del toreo.
EL JULI,
que fue cogido por un toro corto de embestida y díficil de torear al querer
emplearse en sacar un triunfo de donde probablemente no era posible. Pagó con
su sangre unas ganas de triunfo que ya mostró el domingo de resurrección donde
toreó magistralmente el quinto de GARCIGRANDE
con un poderío y una disposición que hoy por hoy le sitúan en la cabeza
de las figuras. ANTONIO NAZARÉ refrendó
con su temple, colocación y buen gusto una trayectoria ascendente que venía
mostrando desde la temporada pasada. Es bueno que esta savia nueva rompa
esquemas en ese toreo monótono, comercial y rutinario que hoy campa por las
plazas y así se debe decir que toreros como EL CID, PERERA, CURRO DÍAZ,
CASTELLA y otros en menor medida nada
dijeron con su toreo, si bien hay que reseñar que en el pecado llevan la
penitencia, al anunciarse con ganaderías comerciales en demasía, donde toros
ramplones y descastados descartan emoción y méritos en su lidia.
MORANTE
gustó solamente con el capote y no es justificable la famosa media verónica y
unos lances bien ejecutados, para ensalzar a este torero que quedó inédito con
la muleta.
MANZANARES
fracasó en la encerrona con cinco escogidos comerciales toros y un victorino
con problemas que lógicamente no supo afrontar.
En el capítulo
de la presentación del ganado, significar que al igual que ocurre en todas las
plazas cuando se anuncian figuras, sale por chiqueros el toro terciado o
simplemente anovillado y de cara escasa para plaza primera, y aquí en Sevilla
por lo visto en esta feria, no ha sido suficiente rechazar gran cantidad de
toros, cuando lo que saltó al ruedo por regla general era la mayoría de trapío
menos que justo. En este aspecto se deja ver ciertas contradicciones que la Autoridad
debe explicar públicamente para clarificar que los toros que se reseñan en el
campo son después rechazados en el reconocimiento.
Si es la
empresa la que presenta toros distintos a los reseñados en el campo, que se
diga, ni no es así, que se explique la causa.
Fuente UTA Sevilla.-