Recordando a Tony Leblanc: Adiós Gazuza / Por Paco Mora
Ha
muerto Gazuza, el compañero de Currito de la Cruz cuando se escapaban
del Orfelinato para hacer la luna en las ganaderías de bravo del campo
andaluz con la silenciosa complicidad de aquel cura bonachón con alma de
torero caro. Tony Leblanc...
Adiós Gazuza
Por Paco Mora
Ha muerto Gazuza,
el compañero de Currito de la Cruz cuando se escapaban del Orfelinato
para hacer la luna en las ganaderías de bravo del campo andaluz con la
silenciosa complicidad de aquel cura bonachón con alma de torero caro.
Tony Leblanc y Pepín Martín Vázquez, junto con Manuel Luna, Jorge
Mistral, Ángel de Andrés y Manolo Morán protagonizaron la película de
toros más entrañable de todas las filmadas hasta ahora. Gazuza, un
zagalón desgarbado y con corazón de oro, que a falta da valor para
ponerse delante de los toros jaleaba a Currito con entusiasmo: “Y si yo
toreo, ¿quién te va a aplaudir? Tony creó un personaje inefable que ha
pasado a la historia del cine español. Allá donde va a parar la buena
gente cuando deja de respirar, Gazuza se habrá encontrado con su
“mataor”. Y juntos revivirán los días de carretera y manta de su
juventud. Seguro que buscarán por aquellos vericuetos del alma a Manolo
González, que doblaba a Manuel Carmona (Luna) –que faenón el del día de
la alternativa de Currito- para comentar lo que han cambiado las cosas
del toreo y las de la vida desde entonces.
Antes de servir las
espadas a Currito de la Cruz, Tony sirvió a la Patria en “Los últimos
de Filipinas”, película en la que Nani Fernández cantaba aquel
bolero-habanera: “Yo te diré, porque mi canción te llama sin cesar/ me
faltan tus besos me faltan…” que siempre me puso el vello de punta. Fue
Tony uno de los héroes del fuerte de Baler, que lucharon hasta el
sacrificio durante meses después del fin de la guerra contra los
mambises. Y tantos personajes inolvidables diseñados por el gran Gazuza.
Nos conocimos allá por los setenta, con ocasión de una entrevista que
le hice para El Noticiero Universal de Barcelona, y desde entonces
fuimos amigos y él no dejaba de enviarme recuerdos con los actores que
venían a la Ciudad Condal, cuando todavía no se había aldeanizado y era
la Meca del cine español. Incluso me brindó una actuación en el Teatro
Apolo del Paralelo. Adiós Gazuza, hasta que nos encontremos en el último
refugio del alma. Porque el Infierno, como tu solías decir, no existe
porque no puede haber un Dios que condene a quemarse eternamente a nadie
por malo que haya sido. Y tú has sido bueno de verdad…
*** Aplausos Semanario Taurino
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