Próximo al comienzo de una nueva temporada, refugiado en mi “Rincón” junto a la típica e invernal chimenea alimentada de buena leña de encina, lejos de esos “holl” de hotel, patios de cuadrillas, callejones de “angostos” burladeros, corrales, sorteos y apartados de los toros de los festejos, lugares todos ellos de donde más tarde saldrá la información taurina de la ciudad; apuro lo que queda antes de hacer frente a una nueva temporada taurina entre herraderos, días de campo y leer como no puede ser de otra manera, de Toros.
Entre el conjunto de libros y revistas que componen mi rancia biblioteca taurina cae entre mis manos el número 1 de la revista titulada “Nuestra Escuela”, publicación que antaño editara la desaparecida Escuela Taurina de Ubeda, donde viene un artículo titulado “Escuela de Toreros y de Aficionados”.
No me cabe la menor duda que leyendo este artículo, haya pensado que bien es verdad que la Escuela Taurina de Ubeda como tantas otras entidades de distinta índole, a pesar de la fuerza y beneplácito que de parte de los aficionados de la ciudad por entonces tenía, tuviera su ciclo y llegado el momento las cosas se acaben, tengan su fin. Pero del mismo modo pienso que el aficionado a los toros -no queriendo con esto decir que los que fueron componentes de la Escuela Taurina lo estén- no puede quedarse anclado en el pasado, el aficionado a los toros no debe perder pero tampoco mantenerse con los recuerdos de unos acontecimientos que en su día le hicieran feliz. Les mentiría si no dijese que en algunas de las entidades que aún siguen subsistiendo, celebrando y proyectando nuevos horizontes así como en los pocos actos taurinos que se celebran en la ciudad, a muchos de ellos se les echa de menos y puedo entenderlo perfectamente, pero es ahora cuando ha llegado el momento de que el aficionado a los toros debe estar más unido que nunca dado el estado actual que a consecuencia de las políticas aplicadas sobre la misma se está llevando contra la Fiesta de los Toros e incluso con todo aquello que se mueve alrededor de la misma, incluida la religiosidad, tan aferrada a la figura de los toreros.
En aquellos años decía Ángel del Arco que la Escuela Taurina de Ubeda; la componían un grupo de excelentes aficionados a la Fiesta Brava, cuyo objetivo era trabajar para que los jóvenes que quisieran ser toreros, encontraran las facilidades que prácticamente era imposible obtener por sus propios medios. Las Escuelas que tienen una tradición de muchos años, estuvieron en desuso en las últimas décadas, para volver -si cabe- con más fuerza y sobre todo, con más apoyos oficiales, más dinero y muchas más posibilidades. Se puede decir, que ahora mismo, son ellas las que pueden encauzar el camino de los jóvenes que sienten la llamada del toreo. En Ubeda este cauce estuvo abierto y sus frutos se vieron en la serie de actividades que vinieron desarrollando y en la enseñanza que a los alumnos se les impartió, teniendo como promesa en aquella época, la presencia de Paco Delgado, un chaval que apuntó buenas maneras desde sus inicios como alumno de la Escuela, hoy matador de toros retirado y empresario taurino.
Fueron innumerables los actos organizados por la Escuela Taurina de Ubeda, destacando los ciclos de Tertulias y Coloquios con motivo de la Feria de San Miguel. Siempre se exhibieron buenas formas y mejor organización, como igualmente fuera del marco ferial. Tuvimos oportunidad de participar en muchos de ellos y siempre sentimos la satisfacción de poder colaborar con estos buenos aficionados que nunca han regateado todo aquello que pudiera suponer apoyo incondicional a la Fiesta y sobre todo su mayor difusión.
Otra de las actividades a destacar, es aquel trofeo que se otorgaba para premiar al mejor par de banderillas de las corridas de la feria y que en una de sus ediciones fue otorgado a uno de los mejores subalternos de las últimas temporadas y componente de la cuadrilla del número “1” Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, Guillermo Gutiérrez “El Ecijano”.
Es “El Ecijano” un torero completo, con mucha profesionalidad, mucho oficio y un saber estar en la plaza, como pocos, teniendo en cuenta que estamos en un momento espléndido de hombres que se visten con el terno de plata. Con los rehiletes en las manos, sin lugar a dudas, es de los más destacados, en extraordinaria competencia con tantos compañeros que rivalizaban prácticamente en todas las ferias. Y eso ocurrió también en una corrida de Ubeda, a las que sus respectivos maestros acudieron, Martín Recio, Juan Cubero, Curro Cruz, Manolo Montoliú, Mangui, Antonio Chacón, Rafael Sobrino y otros de su mismo nivel, lo que valoró la actuación de “Ecijano”, que mereció los honores del galardón y la selección que hubo de llevar a cabo el jurado encargado de aprobar primero y decidir después, en quien iba a recaer el Trofeo al “Mejor par de banderillas”. Entre tantos y tan excelentes banderilleros, él fue el que acudió a Ubeda, a ese gran acto que organizaba cada año la Comisión de Fiestas del Ayuntamiento, para hacer entrega del Trofeo Lagartijo a la “Mejor Faena”, al “Mejor Toro” y también a la “Mejor Estocada” y al “Mejor Puyazo”. Una gala taurina en toda la extensión de la palabra, a la que asistir de protagonista es toda una suerte y también todo un honor.
La Escuela Taurina de Ubeda, presente en el ambiente del toro y de la Fiesta, veía así compensado su trabajo y esfuerzo, adobado con aquellos otros acontecimientos camperos, como el vivido un 26 de noviembre, con aquella misa campera en la Finca “Cetrina” que ofició el querido padre Evaristo y que fue continuación del acto de entrega con el nombramiento de Socio de Honor a Juan Lamarca López, presidente de la Plaza de Toros de Madrid y ubetense aficionado tan querido por todos.
“Cetrina”, finca de ganado bravo, en la que Felipe Navarrete, ganadero y amigo, abre sus puertas para disfrute del visitante. Finca que también ha estado abierta a los alumnos, que como su propietario, tanto bien hacen y tanto colabora con la Escuela de Ubeda.
Como dice su título, “Escuela de Toreros y de Aficionados”, no me cabe la menor duda que haciendo honor al mismo, los aficionados no se han perdido y que los que la citada entidad taurina a buen seguro “reclutara y formara” por aquellos tiempos con sus iniciativas, aún sigan vigentes en el panorama taurino de la ciudad. Felicidades a todos ellos.
(Foto de la novillada de promoción del día 22-04-89, organizada por la Escuela Taurina. De izquierda a derecha: Paco Delgado, Joaquín Caballero, Alfonso Moya, Joselito Gutiérrez, Leonardo Tallada, Pepín Rubio y Paquito Díaz).
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