Si amigos, si. Aromas de azahar con el
toreo del Matador de Toros valenciano Román, fue lo que pudimos sentir en
nuestros sentidos la mañana de ayer en la Finca “Cerropelado” de D. Iñigo
Garzón.
Siempre es un lujo asistir a esta
ganadería en todas sus tareas camperas, pero cuando se produce el milagro que
ocurrió ayer donde se tientan cuatro becerras con una calidad insuperable,
siendo tres de ellas de nota alta y de un mismo semental, os podéis imaginar
que aunque vaya en el interior de las personas, que milagro es el toreo que
todos los presentes pudimos ver los sentimientos tanto del torero invitado como
del propio señor ganadero.
Todos conocéis y el que sea taurino
mucho más, como es el toreo en un tentadero, se torea de forma distinta que en
la plaza, al señor ganadero ya lo hemos podido ver en infinidad de ocasiones,
él no torea para público, no se viste de seda y oro, no espera a nadie a su
llegada a la plaza, todo es distinto, su toreo campero queda en la retina de
los asistentes y en su mente quedan las conclusiones que va examinando de cada
res probada para continuidad de su ganadería.
Pero llega la hora del torero,
preparación exhaustiva de su temporada, preparación mental, física y psíquica,
es otro mundo, todo es diferente.
Pero he ahí el milagro del campo bravo,
que en esta ocasión cambió el aroma de la jara y del olivar que abraza a esta
ganadería por el aroma a azahar que el torero Román, valenciano, trajo de la
ciudad del Turia, tierra de grandes toreros de oro incluyendo a excelentes
picadores y toreros de plata.
Toreo pulcro el que realizó ayer ante
las Núñez del Cuvillo de Garzón, toreo campero, de sabor, de una intensidad que
en contadas ocasiones hemos podido experimentar.
El torero valenciano estuvo acompañado
por el Torero de Plata César Fernández. Toreo justo, medido, sin molestar a las
becerras, embarcadas en el capote con toda pulcritud cada vez que hubo de
ponerlas en suerte o sacarlas del caballo que como es habitual en esta casa
ganadera, monta el excelente piquero Santiago Sánchez.
Del mismo modo pudimos ver a este buen
Torero de Plata muleta en mano dada la calidad de las becerras tentadas.
La suerte de varas, fundamental en las
tareas de tienta, donde como siempre disfrutamos en el silencio del campo bravo
de esa voz del piquero, colocando a la becerra de frente, citando en su justa
medida y midiendo la bravura de la res en el peto de “Colín”, que como torero,
que también lo es, cumplió en su cometido de aguantar la embestida, procurando
que el piquero realizara su cometido con nota sobresaliente.
Y como no, el torero de la casa como
amablemente me llama el mayoral de la finca Juan Cofrades, que aunque en esta
ocasión lesionado, no pude alejarme de la tentación de dar unos muletazos. Sí,
quien me conoce y sabía de mi percance, aunque fuera una locura, no me lo han
recriminado. El toreo tiene un punto de locura y a quien le gusta “vivir en
torero” sin serlo, pienso debe experimentar también esos momentos de dolor ante
una res aunque sea pequeña, experimentar si en verdad los toreros están hechos
de otra pasta como suele decirse; y queréis que os diga lo que pienso, pues que
sí, que es verdad, quien se siente torero e intenta vivir en torero, lo realiza
a su manera y algo muy importante, aprende como nadie a respetar al torero,
algo que, muchos “sabedores” ni conocen, ni comprenden, ni sabrán entenderlo ni
comprenderlo jamás.
Aquí os presento a "Ponce" nuevo miembro en Cerropelado. Un cachorro del cual se espera sea un gran colaborador del Mayoral Juan Cofrades.
Pues nada amigos, esto es lo que sentí
en Cerropelado ayer y así os lo cuento, espero y deseo que os gusten las fotos
y disfrutéis de ellas. Un saludo a todos.