TOROS DE JUAN PEDRO DOMECQ
PARA ENRIQUE PONCE, J.M. MANZANARES Y GINÉS MARÍN
TOROS DE GRANJA Y TOREROS
ENFERMEROS
Juan Pedro siempre
acierta en Sevilla. Viene a fracasar y fracasa. Sus presuntos toros son la base
del descaste de bravo en la mitad de las dehesas, pero en todas las que
prefieren las presuntas figuras.
El término que
escribía el columnista de ABC, Ignacio Ruíz Quintano el otro día, se ajusta
perfectamente a los “juanpedros”. TOROS DE GRANJA. Ni un mal gesto ni una mala
acción. Y por si fuera poco, inválidos, flojos y medio moribundos.
La tarde de hoy no
es para olvidarla. Hay que tenerla muy en cuenta para que Juan Pedro no se
acerque a Sevilla en un radio de cien kilómetros. La antítesis del toro bravo,
fiero y encastado es el torillo de Juan Pedro, pero la culpa no es exclusiva
del granjero. La panda de toreros que piden estos toretes son corresponsables
también del desaguisado de esta tarde y de muchas otras.
Si un torero tiene
que hacer de enfermero toda la tarde, no solo le hace flaco favor a la Fiesta,
sino que con su actitud da la vuelta a la misma esencia de la tauromaquia.
Decía un matador
tras matar uno de sus toros “he tenido que ayudar al toro”. Con estas seis
palabras se resume no solamente esta nefasta tarde, sino a casi todas las
tardes taurinas de esta bendita piel de toro.
La plaza lucía hoy
el color de los advenedizos. Tendidos abarrotados y dispuestos a aplaudir
cualquier cosa, pues ni eso aprovechan el empresario, el granjero y los toreros.
Así, de esta guisa
la tarde, se devolvieron dos toros, pero los cinco restantes, porque el primer
sobrero también fue al corral, estaban tullidos, tristes y melancólicos.
Qué pena de Fiesta
y de toros. Cuando los toros dan pena en vez de miedo, es mejor echar el telón.
A los enfermeros
toreros les debe doler las muñecas de tanto echar capotes al cielo y la muleta
a media altura. Esas herramientas usadas de esa manera desnaturalizan cualquier
labor y esconde las flojeras de los toretes. Y todos a tragar.
Perfecta ha salido
la crónica sin nombrar a los toreros. No lo merecen. En el pecado llevan la
penitencia.
Diego
Martínez González. Presidente de la Unión de Abonados y Aficionados de Sevilla
y Vicepresidente de la Unión de Abonados y Aficionados de España.