Hoy
amaneció el día triste. El hombre, el amigo, el torero, el maestro Paquito
Esplá nos dejaba esta madrugada. Por eso quiero llevarles a ustedes lectores,
alguna de las muchas vivencias con este gran hombre que hoy toma camino hacia
ese Palco de Honor que Nuestro Padre Jesús tiene reservado a hombres como
Paquito Esplá.
Recuerdo
la primera vez que hablé con Paquito Esplá, fue en la Feria de Sabiote, aún en
aquella época no escribía de toros en ningún medio; pero posteriormente cuando
lo hice, Paquito fue con la primera persona que hablaba para escribir de la
misma en el periódico Úbeda Información. Con la habitual simpatía, la cual
caracteriza a esta persona humilde y de un trato exquisito, virtudes las cuales
engrandecen a los buenos hombres, atendió mi llamada telefónica realizada a su
domicilio, facilitándome muy amablemente la proposición de dar a conocer a los
aficionados de esta tierra, parte de su trayectoria taurina.
Por
tal circunstancia, hoy, quiero mostrarles una pincelada de esa entrañable e
ilustrada persona, de la que puedo decir orgullosamente me unía una gran
amistad. Es el hombre, el padre, el maestro PACO ESPLÁ, más conocido en los
carteles y por los más íntimos como “Paquito Esplá”.
El
amigo “Paquito Esplá”, nació el 3 de septiembre de 1.924. Recuerdo su primera
invitación a su coqueta finca desaparecida en “pro” del urbanismo en el Barrio
de los Ángeles de Alicante, fue en la celebración de sus Bodas de Oro.
Por
entonces a sus ochenta y dos años de edad, nos aseguraba que no se había
retirado del toreo pues, su nieto Santiago, hijo de Juan Antonio, le retaba
cariñosamente diciéndole: “Paco, te propongo un mano a mano” y éste demostrando
que al igual que en el amor, la edad y el tiempo no existe, en el día de su
cumpleaños con solo 5 años de edad, ve cumplido su deseo y, vemos al “viejo y
sabio maestro” alternar en su placita con su querido nieto, por cierto nos
comentó el maestro Esplá, que ganó su nieto en ese “dulce duelo”.
Novillero
allá por los años cuarenta, anunció su despedida como matador de novillos un 5
de septiembre del año 1.954 en la plaza de toros de Alicante, le acompañaron en
el cartel Vicente Blau Gisbert “El Tino”, padre del conocido novillero y
posteriormente excelente subalterno y banderillero Vicente Blau Espadas y
Francisco Antón Marín “Pacorro”, rival de el “Tino” pues, en Alicante cuentan
de las luchas entre “Tinistas y Pacorristas”, las reses pertenecieron al hierro
de D. Manuel Francisco Garzón, antes “Terrones”, ganadería perteneciente al
campo taurino por excelencia, como es el de la tierra de Salamanca.
Propietario
de una pequeña pero a la vez bella placita de toros, “Vista Alegre”, desfilaron
por ella todos los matadores de toros alicantinos, todos sin excepción alguna,
para bajo su dirección, formarse y aprender la técnica del toreo impartida en
sus clases.
Su
particular y personal “Escuela Taurina”, cuenta con una antigüedad fechada en
el mes de febrero de 1.958. En ella a diferencia de las escuelas taurinas
oficiales, (que como todos sabemos cuentan con las subvenciones
correspondientes por parte de Ayuntamientos y Comunidades Autonómicas, a lo que
gasto se refiere), fue gratuita y solo se pagaba la bravura de una becerra
cuando alguien se la solicitaba, sin ser este menester obligatorio por parte
del alumnado a su cargo.
Me
comentaba que en su escuela no pretendía engañar a nadie, permitiendo con ello
que no se engañase el propio alumno, lo primero que hago cuando descubro las
verdaderas aptitudes de un chaval, es decirle la verdad, por muy dolorosa que
esta sea, ya, no a veces por falta de cualidades, sino por falta de medios
económicos para promocionar un torero. El maestro Paco Esplá, consideraba
que
cualquier muchacho que empieza y se le vean cualidades para funcionar en esta
dura profesión, lo primero que le aconseja es que se haga banderillero, gane
dinero y se acoja a los beneficios de la Seguridad Social.
Posteriormente cuando aprenda el oficio, y ya con cierta independencia
económica intentar ser matador de toros, si llega a funcionar ¡estupendo! y, de
lo contrario se encuentra con la carrera de subalterno hecha. Hoy se han
invertido los términos, prueban a ser matadores, invierten una sustancial suma
de dinero para empezar a funcionar y al final la mayoría se arruina o arruinan
a quienes los llevan, dirigidos a permanecer entre los subalternos sin futuro
en el mejor de los casos.
Para
el maestro Esplá, el resultado del aprendizaje en las escuelas taurinas radica
en el aspecto técnico, el respeto a la pureza de una corrida de toros y la
ética del espectáculo. En cambio los aspectos relativos al arte y la
personalidad tienen que depender de cada uno y, en estos aspectos radica una de
las mayores dificultades de la enseñanza. Antiguamente cuando los toreros se
hacían de su propia cuenta en capeas o en escuelas libres, daba como resultado
un estilo propio y personal, en cambio en la actualidad al ser una formación
conjunta, se corre el riesgo de que los chavales salgan con un mismo corte y el
estilo fijado por los del maestro que imparte las clases, yo prefiero –
continuó explicando - que se asimile bien la técnica y dejar al
alumno a su aire, porque así es el único medio de revelarlo a sí mismo y al
público en función de lo que es y no de lo que quieran los demás que sea.
A
sus hijos, “Bambino” y “Tono”, como se les conoce familiarmente, Luís Francisco
y Juan Antonio, alumnos al igual que otros muchos que han pasado por sus manos,
ha inculcado una misma concepción del toreo y una ética profesional basadas en
el respeto al aficionado, de hecho han marcado pautas muy personales tanto en
su manera de vestir como en sus intervenciones artísticas, compitiendo en
quites y ejecutando cuando el toro lo permite la pureza en la suerte de varas,
-se le ha podido ver a Luís Francisco en alguna ocasión dar la vuelta al ruedo
acompañado de su picador -, así como también en banderillas y su carácter
propio de ejecutar la lidia.
Con
el veneno del toreo corriendo por sus venas y a pesar de su edad, acompañó por
la década de los ochenta en su promoción de nuevos valores a señoritas toreras
como, Raquel Castelló “Raquel”, la cual a pesar de sus buenas maneras no tuvo
la suerte que en esta profesión se precisan, fue por aquellos años, en la
localidad de Sabiote, cuando conocí personalmente a esta gran persona, amable,
y con un tratamiento distinguido hacia las personas.
Además,
conocedor de que la carrera de matador de toros no es para toda la vida,
aconsejó a éstos la preparación cultural y realizar algunos estudios, a la vez
que ejercieran su oficio, pues, Luís Francisco estudió Bellas Artes y, el menor
de ellos, Juan Antonio, la carrera de Ciencias Económicas.
Dios
quiso que el maestro “Paquito Esplá pudiera disfrutar la satisfacción de ver a
su nieto Alejandro (hijo de Luís Francisco) tomar la alternativa en Alicante
concedida por su padre. También a Santi Esplá como novillero y a Curro Esplá
como picador de toros.
A
pesar de las grandes satisfacciones con que sus hijos y nietos le colman, como
es lógico, no pasé por alto el preguntar al “viejo maestro” que también en su
larga vida taurina, habrá tenido desilusiones y, en ese sentido observo en su
pausa cierta desolación, pero con su sapiencia y tolerancia me respondió que
aunque la comprende sin por ello justificarla, prefiere no hacer comentarios al
respecto.
Así
era Paquito Esplá, humilde donde los hubiera y un hombre excelente, un hombre
que ha dejado escuela, un hombre que ha dejado huella, Paquito Esplá, un TORERO
grande.
D.E.
P. Paquito, nunca te olvidaremos.