Hoy abro los ojos angustiado, me suena el móvil y
recibo la triste noticia del fallecimiento de mi ídolo de toda la vida, mi
Dámaso querido, un baño de lágrimas me borran la mirada y mi cerebro es incapaz
de asimilar tan triste noticia.
No, yo no voy a hablar del maestro ¿Quién no conoce
la trayectoria profesional de este torero?, porque si grande fue como tal, como
persona me es imposible narrar sus cualidades.
Me he quedado en el camino maestro, teníamos una
cita pendiente en su casa; iba a tener el mayor honor que en mi vida podía
soñar, torear delante de usted, no ha podido ser posible maestro; pero ahora
con toda seguridad estoy convencido me dará ese consejo desde el cielo cada vez
que me ponga delante de una becerra en esa mi otra casa que es la Finca
Cerropelado.
¡Cuántos momentos vividos junto a usted! ¡Cuántas
conversaciones de toros! junto a un ramillete de buenos aficionados en esos
eventos familiares celebrados en casa del maestro Luís Francisco o en esa Plaza
de Toros de Jaén y Peña Taurina de Luís Olmo en Vilches donde tanto usted como
su esposa nos trataron a mi hija y a mí tan amablemente ¡Qué honor el mío,
poder haber compartido con usted y su familia todos esos momentos!
Maestro, en este momento no puedo remediarlo, me
viene a la memoria el primer titular de la Peña Taurina que presido, ya sabes,
se trata de Antonio Millán “Carnicerito de Úbeda”, buen amigo tuyo, cuando le
veas dale un fuerte abrazo en mi nombre y en el de todos los aficionados que
aún le recuerdan, ya sabes porque te digo esto, la última tarde que toreó el
maestro de Úbeda lo hizo en la vecina Baeza y fue contigo, en su Peña se guarda
ese bonito cartel.
Se nos ha ido uno de los referentes más importante
de la tauromaquia y como persona, un hombre de los más grandes y humildes.
Descansa en Paz maestro, descansa en Paz “Rey del
Temple”, hoy entraras a formar parte de ese cartel que hace el paseíllo en ese
Ruedo Celestial y que solo los toreros podéis pisar.
D.E.P. Dámaso González Carrasco.