jueves, 19 de noviembre de 2015

CERROPELADO. COMIENZA EL INVIERNO TAURINO


 
Hemos comenzado lo que es conocido como el invierno taurino. Después de una temporada taurina informando de los festejos celebrados por la provincia de Jaén, por fin hoy hemos regresado a la tranquilidad del campo bravo, a las tareas camperas en la Finca Cerropelado de D. Iñigo Garzón con la alegría de volver a reencontrarnos con amigos, señor ganadero, Enrique el veterinario, Mayoral y demás amigos que nos damos cita en esta tarea campera tan importante como el herradero.

 Enrique el veterinario tomando sus notas

Manolo hace lass marcas de las orejas. Despuntada en la derecha y horquilla en la izquierda

 Poniendo la marca de la Asociación 

Hoy se han marcado becerros que serán lidiados en la temporada 2019 de toros en cualquier Plaza de Toros de nuestra España, así como las futuras madres que pasarán su examen esta venidera primavera en la placita de tientas de la ganadería por el propio ganadero y los toreros que designe el mismo para esa otra importantísima labor que es el tentadero, designando las vacas que se encargarán de dar prestigio al Hierro que con tanto orgullo lucen y que hoy se les ha designado.
Finalizado el herradero hemos dado una vuelta por la finca, el campo está majestuoso, verde, frondoso, altanero y orgulloso que pisen su suelo estas reses bravas de encaste Núñez del Cuvillo que poco a poco van tomando su propio carácter, ese carácter que precisamente en los tentaderos le imprime el señor ganadero.

He podido reencontrarme con “mi” toro, ese número 9 de nombre Pregonero que indultara en 2009 el maestro linarense Curro Díaz y que tuve el honor de dar unos muletazos, también a los padres del toro al que le cortó las dos orejas y el rabo este año en la Feria de Villarrobledo, en verdad resulta muy bonito acompañar al señor ganadero y que vaya narrando los triunfos de tal o cual toro, de quien es su madre, que podamos verla con otro retoño pegado a ella esperando a ser herrado para disfrutar de libertad durante otros cuatro años y verlo lidiar en una Plaza de Toros, en fin, es visitar a la propia familia y saludar a cada uno de ellos llenándote el alma de alegría y el cuerpo de gozo.

 Fernando nos ha deleitado con sus riquísimas migas

 Placer para el paladar


 Un placer para el alma

Al final del día ya anochecido, la charla taurina junto a la lumbre de una buena chimenea con ese olor a leña de encina pone final a una jornada que siempre resulta distinta, amena y sobre todo enriquecedora para todos aquellos que tenemos el privilegio de ser aficionados a los toros.


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