jueves, 23 de abril de 2015

EL LLAMADO TOREO MODERNO


Habiendo pasado a la historia la foto expuesta, me encuentro con un nuevo cartel anunciando las becerradas de promoción que subvenciona la Junta de Andalucía y después de pensar en varios puntos y conceptos en los que estoy totalmente en desacuerdo, preguntaría si compensa el gasto que se realiza a costa de todos los españoles con el número de toreros que  finalmente llegan a alcanzar, no digo la Gloria, pero sí al menos el escalafón de Matadores de Toros.
Fábrica de sueños, empresa de unos pocos empeñados en sacar toreros de donde no hay y; lo más grave de todo, la falta de afición y de verdad que en muchos de ellos se atisba cuando les vemos torear; pues en muchos casos se vislumbra fehacientemente que son los padres más “toreros” que los hijos, empeñándose en florecer algo que en ellos quedó exánime.
Con la “facilidad” entre comillas -pues al parecer a muchos alumnos los postran desde el principio- que nos hacen ver los dirigentes de estas Escuelas Taurinas, es normal que se inunden dichas escuelas de chavales con la ilusión de alcanzar algún día la Gloria.
El camino en esta disciplina -no me gusta la palabra oficio, profesión u otros calificativos aunque sean de uso común en algo tan singular y artístico como es el toreo- es duro, muy duro, pero precisamente por eso hay que mentalizar a los chavales tanto de su dureza como de otros muchos conceptos que en la actualidad se están perdiendo, convirtiéndoles en unos ciudadanos más de tantos como existen en la sociedad; por eso aquella frase que se decía por verdadera de que “El torero se distinguía del resto de humanos hasta en los andares” quedó en la historia. Pero no es esto lo más terrible, sino que los tan por siglos respetados “cánones del toreo” se escucha decir que son una tontería, pues muy bien, así está la Fiesta en la actualidad, convertida salvo excepcionales plazas y profesionales de tronío que aún quedan, en un negocio al “por mayor” donde esos toreros a los que me refiero son meros artículos ofrecidos a un público festero y cromos intercambiables para los empresarios de poder.
Todo esto y algunas cosas más que por obviedad no publicaré, es parte de una conversación con propios toreros, toreros de los pies a la cabeza, toreros de esos que aún quedan de verdad y te miran de frente, toreros que no solo dan lecciones de torería, sino que también lo hacen como persona, como ciudadano, como hombre de carne y hueso aunque en el fondo hay algo que los diferencia del resto de los humanos.

La VERDAD en el toreo, la VERDAD Y HONRADEZ del torero, esa es la indudable e indiscutible escuela que debe tener un chaval que quiere ser torero, todo lo demás, cuentos chinos que solo les llevan a ser como he mencionado anteriormente, mercancía o producto de Bolsa que dependiendo del mercado sube o baja su cotización en la misma, la de los empresarios mercenarios.

No voy hacer largo este post y no recordaré los principios con los que nos educaban tan solo cuarenta años atrás, algunos pensarán que es mucho tiempo, pero no, parece que fue ayer. Me refiero a la educación taurina por supuesto y, no solo a los chavales que querían ser toreros, sino a los que en cierto modo teniendo un buen trabajo y acomodo en la vida, gustamos de ponernos delante de una res para satisfacer esa afición llevada más allá de acudir a una Plaza de Toros a ver a los toreros, a todos, no había preferencias con una edad tan temprana. Y por qué nos enseñaban de la misma forma que al resto de chavales que querían ser toreros, pues muy fácil, porque sabíamos respetar al toreo, sabíamos respetar al torero por encima de todo, eran “Dioses” para nosotros. Harto estoy de ver en tentaderos como muchas de las futuras “figuras del toreo” aún en el primer escalafón, tutean a los Matadores, salen del burladero a torear una vez finaliza el maestro sin si quiera pedir permiso al señor ganadero, eludir la voz del ganadero e incluso maestro cuando intentan guiarle en el toreo que está realizando ante la becerra, en fin, para que seguir.
Pero no solo esta gravedad, llamémosle mínima, ya que en el fondo el que actúa de esta manera jamás llegará a ser torero; sino que propios matadores -esta vez lo pongo con minúsculas- aconsejan echar la pierna atrás para no ser arrollado, toman la muleta casi del cáncamo que sujeta el estaquillador o sea, dan lecciones de “triquiñuelas” como decía el gran Antonio Bienvenida, en lugar de enseñar verdaderamente a torear, esto es verdaderamente penoso, no solo para estos chavales que al final como he dicho no serán toreros, sino que lo es del mismo modo para el futuro de una Fiesta que cada vez se atisba con menos futuro, al menos fuera de la grandes ferias.

Algunos pensarán que todo lo dicho ya está obsoleto y que los tiempos han cambiado; en el toreo aún gracias a Dios quedan muchas cosas que yo no las llamaría antiguas sino con VERDAD, por eso aquí les dejo unas imágenes que valen más que mil palabras, imágenes del eterno maletilla como lo fue Conrado en Salamanca. José Luis Traver, novillero que aún sin haber podido llegar se la sigue jugando con más de cuarenta años y; lo más excepcional, verdadero, digno de aplaudir por hacerles grandes, pero que en el fondo es algo que no debiera existir, Matadores de Toros de hoy en día, en activo, dando muestras de su torería, de sus ganas de ser toreros, en auténticas capeas de las de toda la vida, las que debieran de estar llenas de esos chavales con ganas de ser toreros con la “pañosa” en la mano y; sin embargo, auténticos Matadores de Toros son los que deciden jugársela porque el montaje de la Fiesta les impide torear incluso en Plazas de Toros de menor categoría, para mí una auténtica vergüenza por decirlo suavemente, diluciden ustedes mismos.


Conrado, toda una vida de maletilla



 José Luis Traver, otro torero sin suerte que a pesar de la edad lo mismo se pone delante de un toro de fuego que del morlaco que salga por cualquier pueblo de la provincia de Teruel.









José Manuel Sandin y Marco Antonio Gómez,  Matadores de Toros, dos de los toreros que mejor he visto torear en la actualidad, aquí les vemos en una típica capea ¿donde están los chavales que quieren ser toreros?

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