Habiendo pasado a la historia la foto expuesta, me encuentro con un nuevo cartel anunciando las becerradas de promoción que subvenciona la Junta de Andalucía y después de pensar en varios puntos y conceptos en los que estoy totalmente en desacuerdo, preguntaría si compensa el gasto que se realiza a costa de todos los españoles con el número de toreros que finalmente llegan a alcanzar, no digo la Gloria, pero sí al menos el escalafón de Matadores de Toros.
Fábrica de sueños, empresa de unos pocos empeñados
en sacar toreros de donde no hay y; lo más grave de todo, la falta de afición y
de verdad que en muchos de ellos se atisba cuando les vemos torear; pues en
muchos casos se vislumbra fehacientemente que son los padres más “toreros” que
los hijos, empeñándose en florecer algo que en ellos quedó exánime.
Con la “facilidad” entre comillas -pues al parecer a
muchos alumnos los postran desde el principio- que nos hacen ver los dirigentes
de estas Escuelas Taurinas, es normal que se inunden dichas escuelas de
chavales con la ilusión de alcanzar algún día la Gloria.
El camino en esta disciplina -no me gusta la palabra
oficio, profesión u otros calificativos aunque sean de uso común en algo tan
singular y artístico como es el toreo- es duro, muy duro, pero precisamente por
eso hay que mentalizar a los chavales tanto de su dureza como de otros muchos
conceptos que en la actualidad se están perdiendo, convirtiéndoles en unos
ciudadanos más de tantos como existen en la sociedad; por eso aquella frase que
se decía por verdadera de que “El torero se distinguía del resto de humanos
hasta en los andares” quedó en la historia. Pero no es esto lo más terrible,
sino que los tan por siglos respetados “cánones del toreo” se escucha decir que
son una tontería, pues muy bien, así está la Fiesta en la actualidad,
convertida salvo excepcionales plazas y profesionales de tronío que aún quedan,
en un negocio al “por mayor” donde esos toreros a los que me refiero son meros
artículos ofrecidos a un público festero y cromos intercambiables para los
empresarios de poder.
Todo esto y algunas cosas más que por obviedad no
publicaré, es parte de una conversación con propios toreros, toreros de los
pies a la cabeza, toreros de esos que aún quedan de verdad y te miran de
frente, toreros que no solo dan lecciones de torería, sino que también lo hacen
como persona, como ciudadano, como hombre de carne y hueso aunque en el fondo
hay algo que los diferencia del resto de los humanos.
La VERDAD en el toreo, la VERDAD Y HONRADEZ del
torero, esa es la indudable e indiscutible escuela que debe tener un chaval que
quiere ser torero, todo lo demás, cuentos chinos que solo les llevan a ser como
he mencionado anteriormente, mercancía o producto de Bolsa que dependiendo del
mercado sube o baja su cotización en la misma, la de los empresarios
mercenarios.
No voy hacer largo este post y no recordaré los
principios con los que nos educaban tan solo cuarenta años atrás, algunos
pensarán que es mucho tiempo, pero no, parece que fue ayer. Me refiero a la
educación taurina por supuesto y, no solo a los chavales que querían ser
toreros, sino a los que en cierto modo teniendo un buen trabajo y acomodo en la
vida, gustamos de ponernos delante de una res para satisfacer esa afición
llevada más allá de acudir a una Plaza de Toros a ver a los toreros, a todos,
no había preferencias con una edad tan temprana. Y por qué nos enseñaban de la
misma forma que al resto de chavales que querían ser toreros, pues muy fácil,
porque sabíamos respetar al toreo, sabíamos respetar al torero por encima de
todo, eran “Dioses” para nosotros. Harto estoy de ver en tentaderos como muchas
de las futuras “figuras del toreo” aún en el primer escalafón, tutean a los
Matadores, salen del burladero a torear una vez finaliza el maestro sin si
quiera pedir permiso al señor ganadero, eludir la voz del ganadero e incluso
maestro cuando intentan guiarle en el toreo que está realizando ante la
becerra, en fin, para que seguir.
Pero no solo esta gravedad, llamémosle mínima, ya
que en el fondo el que actúa de esta manera jamás llegará a ser torero; sino
que propios matadores -esta vez lo pongo con minúsculas- aconsejan echar la
pierna atrás para no ser arrollado, toman la muleta casi del cáncamo que sujeta
el estaquillador o sea, dan lecciones de “triquiñuelas” como decía el gran Antonio
Bienvenida, en lugar de enseñar verdaderamente a torear, esto es verdaderamente
penoso, no solo para estos chavales que al final como he dicho no serán
toreros, sino que lo es del mismo modo para el futuro de una Fiesta que cada
vez se atisba con menos futuro, al menos fuera de la grandes ferias.
Algunos pensarán que todo lo dicho ya está obsoleto
y que los tiempos han cambiado; en el toreo aún gracias a Dios quedan muchas
cosas que yo no las llamaría antiguas sino con VERDAD, por eso aquí les dejo
unas imágenes que valen más que mil palabras, imágenes del eterno maletilla
como lo fue Conrado en Salamanca. José Luis Traver, novillero que aún sin haber podido llegar se la sigue jugando con más de cuarenta años y; lo más excepcional,
verdadero, digno de aplaudir por hacerles grandes, pero que en el fondo es algo
que no debiera existir, Matadores de Toros de hoy en día, en activo, dando
muestras de su torería, de sus ganas de ser toreros, en auténticas capeas de
las de toda la vida, las que debieran de estar llenas de esos chavales con
ganas de ser toreros con la “pañosa” en la mano y; sin embargo, auténticos
Matadores de Toros son los que deciden jugársela porque el montaje de la Fiesta
les impide torear incluso en Plazas de Toros de menor categoría, para mí una
auténtica vergüenza por decirlo suavemente, diluciden ustedes mismos.
Conrado, toda una vida de maletilla
José Luis Traver, otro torero sin suerte que a pesar de la edad lo mismo se pone delante de un toro de fuego que del morlaco que salga por cualquier pueblo de la provincia de Teruel.
José Manuel Sandin y Marco Antonio Gómez, Matadores de Toros, dos de los toreros que mejor he visto torear en la actualidad, aquí les vemos en una típica capea ¿donde están los chavales que quieren ser toreros?
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