Un tercer fascículo del trabajo seriado relativo a El argot taurino, versa sobre la implantación, en el idioma español, de la terminología utilizada en la Fiesta de toros. Sin entrar en la etimología - estudio que compete a eruditos filólogos -, no admite duda su origen popular y el uso corriente que se hace, a veces, con significación propia y, mayormente, en sentido figurado, traslaticio o metafórico.
Existen
muchísimas palabras, frases, dichos y refranes taurinos, algunas de las cuales
han pasado a formar parte del lenguaje coloquial. Pudiera pensarse que sólo se
utiliza en el habla vulgar, pero es notorio que - por su expresivo grafismo -
se prodiga en el vocabulario culto y literario.
De la amplia
fraseología taurómaca, elegimos varios ejemplos de locuciones y modismos
introducidos en la lengua familiar. En conversaciones, frecuentemente, se dice
que hay que “apretarse los machos” (operación de atar al torero las
borlas de la taleguilla), para dar a entender que debe prepararse para realizar
una determinada acción y, también, ver “los toros desde la barrera”,
cuando se dan consejos estando a cubierto o, por contra, “tirarse al ruedo”,
lanzarse con decisión a acometer algún empeño.
Quién no ha
oído decir o pronunciado alguna vez las siguientes expresiones, provenientes de
la jerigonza táurica, verbigracia: “bregar” (cualquier lance de la lidia,
en especial con el capote) que, en sentido lato, enfatiza que se hace un
trabajo afanoso o, también, “estar enchiquerado” que, por extensión, significaría
estar recluido (el preso en la “trena”) o preparado para una prueba inminente.
A seguido,
indicar otras: “ser un maleta” (capa o maletilla), califica al inútil en
su profesión; “cortarse la coleta”, cuando la persona deja una actividad
o desiste de sus aficiones y “estar al quite”, prevenido para subsanar los
errores de otro. Igualmente, señalar: “poner una puya o un par de
banderillas”, ataque incisivo; “entrar o acudir al trapo” (en la
jerga, los engaños de torear), meterse en polémica a la mínima insinuación y -
por último en este breve glosario - “dar la puntilla”, hacer un desaire
o recibir la desgracia definitiva.
Finalizo
esta colaboración con dos perífrasis muy elocuentes, a saber: “Los toros dan
las cornadas y Dios se encarga de repartirlas”, refrán sobre la Providencia, de mal
“fario” y, la otra, hiperbólica e irónica: “Se parece al toro del ejido, que
puesto un cuco en cada punta de un cuerno no se oye el uno al otro”,
exagerada ponderación del tamaño de la cornamenta de una res o de una persona
“cornuda”.
Salvador Santoro
(Columnista
taurino)
· Nota bene.-
Publicado en la página Web:
http://federaciontaurinadejaen.com, de la Federación Taurina de Jaén, el lunes 30 de enero de 2017, festividad de Santa
Martina.
Salvador Santoro. Colaborador de la provincia de Jaén para De Catafalco y Oro.
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