En esta época otoñal el ambiente campero al igual que su entorno, cambia de
color. Un ambiente cubierto de colores
cálidos y tonos ocres, nos confiere
un paisaje que aun careciendo de la luminosidad primaveral no deja
de ser una delicia para los sentidos. Llegado este tiempo, los días se acortan
siendo la luz más tenue, es cuando los árboles se desprenden de sus hojas
cambiando su atuendo habitual disponiéndose para el duro invierno.
Paradójicamente
el ganado bravo barrunta también la estación venidera e igualmente se prepara
vistiendo un “abrigo” que aunque deslucido por su tosquedad y conocido en el
argot taurino como “pelaje de invierno”, se desprenderá de él a la llegada de
la primavera para volver a lucir esa piel fina, tersa y brillante que
caracteriza a las reses de lidia. Resulta paradigmático observar como Dios -a
pesar de que según el anuncio de aquel autobús “probablemente no exista”-
aparte de hacer las cosas perfectas hizo que tuvieran sentido. Antes de que ese
tiempo vuelva a dar savia nueva y esplendor tanto al campo bravo con su olor a
jara, menta o tomillo así como a las reses que en el pastan, aprovechamos estas
agradables temperaturas otoñales para seguir disfrutando del toro bravo de una manera
diferente.
La
Garza, aparte de ser un enclave perfecto para curarse de males, es toda una
delicia para charlar de toros, entre otras cosas porque si eres un poco fino de
olfato, te llega el olor a toro bravo que se cría a pocos metros del lugar,
además de poder divisar la finca ganadera de don Ramón Segura.
Cualquier fecha es ideal para charlar de toros con el maestro Bautista, pero en estas fechas resulta especial al ser unos días donde podemos degustar de nuestras tradiciones y su “anti producente” gastronomía, y como si de otra religión se tratara adoramos al TORO ¡Viva el carácter español! el auténtico, el genuino y, no el que muchos quieren implantar con ese haloween yanqui.
Cualquier fecha es ideal para charlar de toros con el maestro Bautista, pero en estas fechas resulta especial al ser unos días donde podemos degustar de nuestras tradiciones y su “anti producente” gastronomía, y como si de otra religión se tratara adoramos al TORO ¡Viva el carácter español! el auténtico, el genuino y, no el que muchos quieren implantar con ese haloween yanqui.
Seguramente moriré de un infarto y
cargado de colesterol, pero moriré con mis tradiciones y mi fe, si ocurriera
por estas fechas lo haría harto de “gachas, buñuelos, huesos de santo” y buen
aguardiente y por encima de todo, con mi afición a los toros. Ni quiero ni
espero ningún Mrs. Marshall.
Preparando la barbacoa
Tertulia de amigos en el bonito salón del chalet
Este es el mejor termómetro para saber como funcionamos de salud.
Por lo tanto, fenomenal.
¡Que buen dia de Todos los Santos!
Por lo tanto, fenomenal.
¡Que buen dia de Todos los Santos!