El
personal se salía a borbotones de la plaza en busca de la Televisión, a
partir de mediada la Corrida. Era muy grande lo que pasaba en Campo
Pequeño.
Segunda
de Rejones en el serial isidril de las Ventas. Andy Cartagena, Diego
Ventura y Luis Valdenebro se acartelan con Toros de Don Luis Terrón,
línea murube y procedentes de adquisiciones a Don Antonio Ordoñez Araujo
y Vicente Ruiz “El Soro”; nuevamente mutilados, cuestión ésta qué, al
menos en plazas de primera, debía ser resuelta de forma obligatoria, y
supuesto el Reglamento no lo prohíbe fuere con Toros en puntas vírgenes e
intactas, como teóricamente sucede con el Toreo de a Pie.
Una
vez más en las Ventas, el ambiente fútbolero supera al taurino, lo que
supuso ayer tarde un público más distraído y tan a la vez en exceso
tolerante. Y no están los planes de los qué, no solamente amamos el
Toreo de a Caballo, sino que profundizamos en él, continuar permitiendo
desde nuestro humilde escaño los desmanes que los Caballeros
Rejoneadores asentados en el escalafón del manejo arbitrario, a la vez
que el Caballo Torero avanza, empeñados están en disminuir las esencias
del Toreo de las Tres Voluntades.
Otra
tarde en la que se ha presentado en la Cátedra para leer su tesis
doctoral un matador de Toros Caballero Rejoneador, Don Luis Valdenebro; y
al igual que sucedió la semana pasada con Don Andrés Romero, nos ha
dado la sensación de novel. Así de sencillo es; de no ser como
conocemos su concienzuda preparación -algo más corta en Don Luis- les
suponíamos con madurez suficiente para encararse a ese acto de
responsabilidad. Los caballos sí, de primerísima mano los de Don Luis,
todos de la Casa Peralta; los de Don Andrés, más sobrevenidos al relance
de Don Antonio Ventura. Pero el caso es que la sensación de aspirantes,
hiperactividad y asiento ha sido patente. El sábado próximo tenemos
otra confirmación, esperemos que bajo el halo sublime de Don Pablo
-faltó en las dos primeras de Rejones- la situación sea distinta. De
confirmarse mis sospechas en sentido contrario habrá que replantearse
esto de las confirmaciones, de forma que dejen de ser un pretexto para
exonerar de abrir tarde al más antiguo en el escalafón. Lo que aprovecho
para preguntar a quién corresponda, de forma que se entere el público
aficionado quién organiza tal escalafón, sí es que existe.
Don Luis brinda a su padre el Toro de la Confirmación.
Don
Luis Valdenebro con una cuadra perfectamente preparada, toda con el
“yerro” de Peralta. Ambas actuaciones sin el asiento necesario que
requiere una lidia ordenada. Las aproximaciones eran embarulladas por
arremetidas extemporáneas, sin corregir trancos ni pasos, a tenor de la
premura, generalmente inexistente en los mansos de Luis Terrón. Contando
con caballos de salida con cualidades y valor para correr a un Toro por
delante como es el caso “Truhán”, luso de siete años con lazos
turquesa, con él que se empeña en ambos toreznos en doblarse, sin duda
por la falta de seguridad en el pobre castigo del primer tercio por
administrar, para cuyas ejecuciones no prepara la suerte debidamente;
todo sin pasar el pitón, sin conjunción por tanto, y sin armonía ni
emoción. Otra cosa es lo que el público proveniente de la Cultura del
Caballo, que es quién ocupa Las Ventas, se desviva entregado a los
alardes. Despena a ambos de mala manera. Silencio en los dos.
Pericalvo con los terrenos cambiados, nos enamora
Andy
Cartagena, vuelve a darnos su festival habitual, en el que el
conocimiento de la lidia, primero con un manso al qué consintió y
segundo con otro menos manso al que no le hilvanó faena. Destacar
inevitablemente a nuestro común enamorado “Pericalvo” cada día más guapo
y más Torero, del que su amo empeñado está en consumir en balancines,
ya menos obligados; el caballo tiene otras cualidades en la cara del
Toro, además de ser un “cabroncete” en los boxes. “Cuco” un luso-árabe
castaño de cuatro carriles blancos en sus crines, que es toda una
hermosura verle como encara, como aproxima, como para; una pena que lo
pase de suerte. “Riogrande”, toda la cuadra, pero este luso en
particular entrando en corto ofreciéndose, poniendo la cara (¿defecto?)
con los terrenos “cambiaos”, queriendo Toro, me maravilló. Un rejonazo
arriba no significa que se haya hecho la suerte; espero hablar de ello
el próximo día con Don Pablo en cartel, patriarca del Toreo de a
Caballo, quién debe restituir al menos las esencias perdidas. Oreja y
saludos.
Con caballos con esta disposición no entiendo que no se haga la suerte.
Diego
Ventura, no ha vuelto a salir por la Puerta de Madrid. Diría que al no
estar Pablo, se siente menos motivado. Su pausa en la plaza ha mejorado,
su estar con firmeza puede que también; pero... ¿Y ese afán de triunfo y
superación? A fe que no se lo vimos. Madrid es Madrid, y eso tiene un
peso específico que no debe olvidar. Bien con “Maletilla” en el primero
sin conseguir fijar, dada la mucha mansedumbre del manso, pese a la boca
cerrada -constante en todo el encierro-; mejor “Marsellés” en la
fallida portagayola, con la única salida contraria de los toriles.
“Mandela” sabiendo a poco, “Nazarí” nuevamente con la más fea; y el
“Morante” el de los “bocaos” que dejó en casa a Milagros (algo le pasa),
siendo torero como lo es, Don Diego se empeña en que el Toro le pegue,
como ayer, por lucirlo en una grave pérdida de respeto al Toreo. Insisto
en lo de la suerte de matar; no se hace aunque se coloque el rejón
arriba de forma traicionera a la media vuelta “rejona”. Oreja, y saludos
con grande y suficiente petición.
Fuente José Olid. Colaborador de Granada Costa para De Catafalco y Oro.
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